A coffee before fucking. [ taekook ]

열아홉.

Hoy tenía que estar desde temprano en la empresa para que me asignen tareas que estarían a prueba para calificar mi desempeño. Rogaba que todo este tiempo estudiando mi carrera me ayude lo suficiente, si bien no era un experto pero tenía bastante conocimiento.
Además, siempre he sido de los mejores en todos mis cursos por ciclos consecutivos.

Tenía una llamada perdida de un número desconocido y dos de mamá. Probablemente más tarde la llamaría cuando tenga tiempo, si es que lo tengo y mi memoria me recuerda llamarle.

Seokjin me había preparado un desayuno muy ligero con algunas cosas que sacó del buffet del hotel, pero me lo había acomodado bien en una mochila pequeña para que lo lleve conmigo a la empresa. Le agradecí y se despidió deseándome suerte en este primer día.

En el transcurso de llegar a la empresa y ubicarme con la secretaria hacia donde ir y donde acomodar mis cosas, terminé en una pequeña oficina de paredes azul oscuro, colocando mi mochila abajo de la mesa porque me daba vergüenza. Habían oficinas más allá que le pertenecían a otros trabajadores y sus escritorios estaban bien acomodados, todo tan minimalista. Pensaba en si debería decorar un poco mi espacio temporal o dejarlo así y solo acatar las tareas que me dejen.

En toda la mañana no vi a Taehyung, sin embargo me crucé unas dos veces con su padre, o mi padre, cuando bajaba a recoger algunas cosas en los pisos inferiores, lo veía salir del local y entrar constantemente, junto a su asistente personal, Namjoon.

Una que otra vez Namjoon se apreció en el piso donde yo estaba para supervisar, sin embargo había otro tipo, MinHo, el que constantemente me traía mas documentos adjuntos que debía revisar, era el encargado de todo en esa planta. También se paseaba más de diez veces cerca a mi oficina para observarme, podía verlo por la puerta de vidrio, pero fingía que pasaba desapercibida su presencia.

•

Mi estómago rugía.

Claramente no había comido nada porque no me dio tiempo de sacar el desayuno que me mandó Seokjin, sin embargo era buena idea para matar el hambre ahora.

Entonces salí de la oficina a echar un vistazo, con la excusa de servirme un vaso de café del pequeño puesto que había en el living.
Me encontré con varias oficinas vacías, casi todos los trabajadores ya no estaban en sus oficinas. Me quedé algo perdido sin saber el contexto.
¿Donde estaban todos?

— ¿Jungkook?— una voz me despertó de mi confusión y volteé encontrándome con MinHo.

Le hice una pequeña reverencia y él del mismo modo me respondió, intentando descifrar mis expresiones de pronto sonrió para luego observar a todos lados.

— Todos se habrán ido a la cafetería o a comer algo fuera, en una hora y media o menos estarían volviendo. ¿porqué estás aquí todavía?

Me quedé perplejo.

— Yo no...

— Ah, ya comprendo.— entrecierra los ojos.— A la secretaría se le habrá pasado, perdón por no haberte avisado.— su mirada se ve algo preocupada y culpable. —A las cuatro es el descanso para ir a comer y descansar un poco, pero entre las cinco y seis ya tienen que estar aquí continuando sus labores, algunos sin embargo se quedan aquí si tienen mucho trabajo, o comen en su oficina como lo hago yo por ejemplo, prefiero quedarme aquí. Además debo supervisar cada entrada y salida, entonces no tengo mucha libertad.— la sonrisa de MinHo era muy tranquilizante, me hizo sentirme cómodo, no era un tipo nada intimidante.

— Oh- ¿puedo comer en mi oficina entonces? — pregunto ya con mi café en la mano.

— Claro, no hay ningún problema. ¿trajiste comida o irás por ella?— comenta acercándose para servirse una taza de café de igual modo.

— Mi primo me envió comida, algo así. — una risa nerviosa se me escapa y entonces decido mejor retirarme.— voy a comer entonces, muero de hambre.

MinHo asiente con una sonrisa y susurra un "anda" haciendo un ademán con su mano, entonces le respondo con una reverencia y me dirigí hacia el pasillo de regreso a mi oficina con mi café en la mano. Estaba más tranquilo al saber que podía comer en paz y sin apuro, hasta que sean las cinco aproximadamente.

Después de acomodar mi escritorio haciendo espacio para colocar mi comida, dejo el café con cuidado y saco las cosas que me preparó Jin en la pequeña mochila colocando cosa por cosa, hasta que unos golpecitos en la puerta de vidrio me interrumpen. Levanto la vista de inmediato encontrándome con Namjoon.

— El Sr.Kim solicita su presencia en su despacho.

•

— Buenas tardes, Jungkook.

El Sr, Kim me saluda apenas cruzo la puerta de su oficina principal, luego de que Namjoon me haya guiado hasta el último piso con él porque mi padre quiere hablar conmigo y tenía que ser ahora mismo porque tiene unos horarios muy apretados.

— Buenas tardes.— con una reverencia saludo y avanzó hasta su escritorio, sentándome en uno de los sofás de terciopelo frente a este.– Quería hablar conmigo.

— Así es.— responde, aunque yo haya estado afirmando, no preguntando. — Necesito comentarte unas cosas, tal vez tu madre ya te lo ha comentado, no estoy seguro. Pero quiero que lleguemos a un trato, si es lo que te parece.

Mi expresión solo luce más confundida.

— ¿Un trato sobre qué?

— Yo se que estás aquí por dinero, tanto tú como tú madre. Porque es obvio que tú y yo no compartimos sangre, por ende no te pertenece absolutamente nada mío, ni siquiera deberías estar aquí para empezar.— continúa hablando mientras acomoda su reloj y observa la hora, como si tuviera cosas más importantes que hacer luego.— Pero yo tengo mi reputación, y realmente no quiero que lo de tu madre teniendo un hijo con otro mientras estábamos casados salga a la luz algún día, tampoco ahora, por más que esto beneficiaría a Taehyung y le ahorraría todo esto de heredar la empresa porque él es mi único hijo.

Ouch.

Trago en seco y pregunto.

— ¿Taehyung lo sabe?

— Sí, Taehyung sabe lo que le conviene.— afirma de manera muy obvia.— Pero hacerlo de ese modo solo nos traería mala reputación como familia y dueños, claro está.

Asiento sin poder procesar todo de golpe.
Muchas preguntas inundan mi mente mientras mi padre, o mejor dicho ese señor habla.
Pero la que más me asfixia es el porqué mi madre nunca me dijo nada.
Y mi confianza está herida, puesto que ella y yo siempre hemos conversando sobre todo.

— Entonces yo les voy a dar el dinero, pero mantienen la boca cerrada como siempre lo han hecho, y tú debes renunciar a todo. Si es posible no volver por Seúl. — sentencia.— Podemos llegar a un acuerdo y un monto justo para ambos. ¿No crees?

Mi mente está a nada de colapsar.