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Capítulo 7.
Día veintiuno de febrero, Izana declaró el día premisa de la batalla contra la Tokyo Manji Gang, está siendo mañana a las ocho de la noche en el séptimo muelle de la bahía de Yokohama.
—¡Izana, no estoy de acuerdo con esto! —la voz de un enfadado Kakucho sonó en lo alto de aquel edificio, donde Izana y yo estábamos al borde de caer si dábamos un solo paso. Otras dos personas estaban detrás, negociando con el líder de la pandilla Tenjiku.
—¿¡Por qué estás cooperando con ellos!? —me di la vuelta, dándole la espalda a aquel hermoso paisaje cual estaba admirando hace un momento. Igual hicieron las otras dos personas, Kisaki Tetta y Hanma Shūji.
—Silencio Kakucho. —el peliblanco seguía observando el paisaje en lo alto del edificio. —Esta es la única manera de derrotar a la ToMan.
—Yo... No le veo razón alguna... —la voz de Kakucho se relajó, ahora temblaba levemente. Sin embargo, Izana seguía sin mirar atrás, a su siervo.
Un incómodo silencio se apoderó de aquella azotea. Un ligero susurró salió de la boca del peliblanco. Me retiré de la azotea con Kakucho a orden de Izana. Este estaba algo tenso y alterado, al contrario de a mi.
—¿Qué opinas de todo esto Tsum-chan? —la voz masculina del chico a mi lado llegó a mi oído.
—No sé, tampoco es que pudiera opinar en todo esto.
El silencio volvió a apoderarse de la situación. Chasqueé la lengua al no tener ningún tema de conversación.
—No dijiste nada.
—¿Nada sobre que?
—Tsum-chan. Te puse ese apodo. —mis ojos se abrieron como platos de la sorpresa.
—No me di cuenta. —un ligero color carmesí se posó en mis mejillas. —Me gusta. —sonreí. Seguimos caminando hasta la salida del edificio custodiado por mi compañía. En la puerta pude ver a Yūko, que estaba hablando con uno de los guardaespaldas que custodiaban la puerta de entrada al edificio.
—Mañana nos enfrentamos a ToMan. ¿Qué harás?
—Lo que me diga Izana. Mis acciones son sus órdenes, no haré nada que el no me diga de hacer.
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