Arcade; Vinnie Hacker

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Vinnie

- eres un imbecil.- oigo a Sam al entrar a casa.- no me puedo creer que hayas sido capaz de sacar a su familia. Sabes todo lo que ha tenido que pasar y aún así te has atrevido a soltarle eso.

- ¡se acuesta con nuestros enemigos!- exclamo frente a él.- ¿quién te dice que no le contará nuestros secretos a Fezco?

- jamás haría eso y lo sabes.- replica Nate.- admite que te has equivocado.

- yo ya no sé nada. No reconozco a esa Katerina. La Katerina que se codea con los rivales que nos amenazan y encima trata de volver después de un mes como si nada.

- ¿te tenemos que recordar porque se fue en principio? ¿O te acuerdas tú solo de cómo la dejaste tirada en el jardín después de que te confesara sus sentimientos?- se entromete Sam de nuevo.- la has cagado.

- oh, claro que sí. Ahora es culpa mía haber pasado diez años enamorado de ella y que cuando haya decidido dejar de arrastrarme ella haya decidido ir detrás.

- no eras el único enamorado de ella.- dice serio Thomas esta vez. Todos le miran.- ¿o vamos a ignorar como la lleva cuidando Sam desde niños? O como la mira Nate cada vez que está distraída. Incluso yo noto mi corazón acelerarse cada vez que me abraza cuando algo la ilusiona.- hace una pausa y suspira angustiado.- a ninguno se nos habría ocurrido hacerle daño, ni aunque ella nos lo hubiera hecho a nosotros. Llevamos toda la vida mirándola de la misma manera que ella te miraba a ti.- hace una pausa y mira a Sam.- díselo. Debe saber lo mal que lo ha hecho.

Sam niega. Les miro confusos.

- si no se lo dices tú, se lo diré yo.- amenaza el pelinegro de nuevo. El rubio le mira sin decir nada unos segundos, dudoso.

- ella...- tartamudea.- ella fue la que consiguió el libro de cuentas de Tenson. Me pidió que no te lo contara. No se como lo hizo pero entró a esa habitación y consiguió el libro después de que Thomy le contara lo de las amenazas.

¿Sabéis ese momento en el que el mundo parece caerse a vuestro alrededor y solo vosotros os sostenéis en el centro de todo ese caos?
Pues ahora mismo sentía exactamente eso.

- la has cagado hermanito...- dice con ironía Ethan. Todos le miran incrédulos y levanta las manos disculpándose.

Agarro mi chaqueta y salgo de la casa ignorando los gritos de todos. Subo al coche y golpeó el volante sin saber que hacer. La había cagado tal y como decía Ethan.

Recuerdo sus mirada fría y húmeda al momento de decirme que me odiaba; probablemente las palabras más dolorosas que jamás había oído.

Katerina

Bajo del coche poniéndome la bufanda alrededor de los hombros para evitar el frío. Fez sale por la otra puerta.

- buenas noches.- digo antes de dirigirme a mi casa esta vez. Me frena su brazo agarrándome. Le miro sin entender.

- yo...quería disculparme por lo que dije antes. No debí soltar todo eso.- explica notablemente avergonzado.

- probablemente tengas razón.- digo sincerándome conmigo misma después de la discusión con Vinnie.

- no.- interrumpe frunciendo el ceño.- claro que no tengo razón.- da un paso más cerca de mi y me tomas la mano tras apartarme el pelo hacia atrás.- cualquier chico que llegue a conocerte caería rendido. Estoy seguro.

Sus ojos rodean mi rostro hasta acabar en mis labios. No iba a hacerlo. No sería capaz de besarme, ¿verdad?

- debería irme.- interrumpo la situación.- gracias por lo de hoy.- me acerco a darle un pequeño beso en la mejilla y trato de darme prisa al volver a casa.

Acababa de decir que le gustaba; o eso creía yo.
Aún así lo único en lo que podía pensar era en él, en Vinnie. En la tranquilidad con la que me decía de todo menos amor.

Me quito el vestido y me pongo una camiseta ancha deseando que esta noche mi padre no se despierte. Estas últimas semanas no se comportaba mal pero aún no me sentía tan cómoda en esta casa.

Me estoy haciendo un café para poder continuar con mis solicitudes a universidades esta noche cuando golpean la puerta. No se me ocurre quien puede ser, no habían pasado ni quince minutos desde qué Fez me había dejado en casa. Quiero pensar que puede ser Avani, o quizá algún de los chicos al a ver oído la discusión.

Siento mi alma caer al abrir la puerta. Mierda.