Porque esta es mi segunda vida ♡ 《 Min Yoongi 》

☁︎ 𝑈𝑛𝑎 𝑣𝑖𝑑𝑎 𝑠𝑖𝑛 𝑡𝑖 ☁︎

—Yoongi... —no lograba parar de llorar. — Vuelve por favor, no nos dejes solos, ambos te necesitamos.

—《¿Ambos?》

El alma de Min estaba parado justo al lado de Yeon, la miraba llorar mientras se sujetaba el vientre con una mano y entonces entendió todo, Yeon Seo por fin había quedado embarazada, quiso brincar de la felicidad pero cuando vio su propio cuerpo, comprendió que estaba muerto, las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas, no le pareció nada justo lo que sucedió y nisiquiera sabía cómo pasó, sus últimos recuerdos estaban borrosos.

—《Yeon Seo, no llores por favor, estoy aquí a tu lado》

Trataba de comunicarse con ella pero era imposible, él era un simple fantasma, quería poder abrazarla y decirle que todo estaría bien, que no llorara o de lo contrario podría afectarle al bebé que llevaba dentro, en ese momento los doctores entraron, un par de enfermeras tomaron a Yeon por los hombros para llevársela y poder preparar el cuerpo para entregárselo.

—Señora Min, tiene que salir.

—N-no, yo quiero quedarme aquí con él —tomó la mano de Yoongi.

—Tiene que dejarlo ir, tranquilicese un poco para que pueda darle una buena despedida —trataban de convencerla pero si algo en ella enamoro a Min, fue lo testaruda que podía llegar a ser. —Señora por favor no lo haga más difícil.

—¡Qué no maldita sea! ¡déjenme con él! —los médicos no tuvieron otra opción más que sacarla a la fuerza, después de todo tenían que seguir haciendo su trabajo. —¡Sueltenme bola de imbeciles!¡Yoongi!¡Por favor vuelve!

—《¡Déjenla en paz!》—Yoongi intentó ayudar a Yeon pero no logró siquiera tocar a una de esas personas.

Los siguió por un largo pasillo, hasta que de pronto una voz lo hizo parar en seco, se congeló por completo, recordaba a la perfección esa tonalidad y suavidad con la que lo llamaba.

—Yoongi...

Min se giró lentamente, las lágrimas que anteriormente se habían secado, volvieron a aparecer, en toda su vida creyó que volvería a verlos.

—¿Mamá?¿Papá? —inmediatamente corrió a abrazarlos, después de tantos años, por fin se reencontraron.

—Mi hijo... lamentamos mucho haberte dejado.

—Los extrañé como no tienen una idea, pero fui fuerte —limpió sus lágrimas.

—Y lo seguirás siendo campeón, ahora que estamos los tres reunidos podemos subir por fin, venga vámonos —habló su padre.

—¿Qué? No, no puedo irme, mi esposa aún está aquí, no voy a dejarla sola, por lo menos no hasta que vea que este tranquila.