Esclavo de una diosa: Goku x Jerez (Yandere)

Misterioso Pasado

—¡Diosa Jerez, ya estoy aquí! ¿Dónde está el enemigo? —comentó Goku, con entusiasmo visible.

La diosa lo observaba desde su trono, un brillo especial en sus ojos.

—Inocencia o estupidez... ¿Qué crees que sea, Sour? —murmuró Jerez.

—Opino que ambas, mi señora —respondió Sour, observando a Goku con una ligera sonrisa.

—De igual forma, me parece muy bello —dijo Jerez con una sonrisa, claramente distraída.

—¡Hablen más fuerte, que no los escucho! —pidió Goku, acercándose.

—Son Goku... Antes de nada, me gustaría tener unas palabras contigo —dijo la Diosa, su tono calmado pero serio.

—Está bien... Pero, ¿podríamos apurarnos? —preguntó el saiyajin con una expresión ansiosa.

La diosa soltó una risa suave ante la impaciencia de Goku, y su mirada lo siguió mientras se acercaba.

—Siéntate —pidió Jerez, su sonrisa nunca desapareciendo.

Goku obedeció, tomando asiento y sonriéndole a la diosa.

—Qué sonrisa tan bella... Se ve increíblemente bien en ese rostro... Por dios... Es muy apuesto... —pensaba la diosa mientras observaba al saiyajin, completamente absorta en su apariencia.

—Ejem... Señora Jerez... ¿Pasó algo? La perdimos en sus pensamientos unos momentos... —preguntó Sour, mirando a la diosa con una ligera inquietud.

—Emm, no... —respondió Jerez, despejando su mente y regresando al presente.

—¿Está bien, señora Jerez? Está muy roja... —comentó Goku, acercándose un poco más a ella.

—Son Goku, le pido respetar el espacio personal de la diosa Jerez —ordenó Sour con una mirada severa.

—No me molesta, Sour... Son Goku, me encuentro indispuesta por el momento... Necesito aclarar mi mente, espero no te moleste... —dijo Jerez, levantándose suavemente, su rostro aún algo sonrojado.

—¡Señora diosa de la Destrucción! ¿Y el enemigo? —preguntó Goku, visiblemente confundido.

—Sour peleará contigo —exclamó Jerez, mirando al ángel con un gesto serio.

—Pe-pe-ro, señora Jerez... —reclamó Sour, sabiendo que no tenía opción más que obedecer.

—Wiii, vamos a pelear, señor Sour. Quiero ver cómo es su fuerza en comparación con el señor Whis —dijo Goku, con su entusiasmo renovado.

Mientras tanto, en los aposentos de Jerez, ella no podía dejar de pensar en lo sucedido.

—Necesito ir con alguien que me diga qué me pasa... Sour está ocupado por algo que yo le ordené... ¿Qué me está pasando? —se preguntaba la diosa mientras se sentaba en su trono, mirando hacia el vacío.

Golpes suaves en la puerta la sacaron de sus pensamientos.

—Mi señora, soy Peru —dijo una voz tranquila desde el otro lado.

Jerez permitió la entrada de su kaioshin.

—Peru, necesito que me digas qué sucede conmigo... Me puse roja cuando el saiyajin se acercó... Nunca pensé que oiría latir mi corazón tan fuerte —dijo Jerez, visiblemente confundida.

Peru la miró en silencio por un momento, antes de responder.

—Oh no... Diosa, ¿lleva mucho tiempo pensando en Son Goku? —preguntó, con un tono grave.