Mal Carácter

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Dicen que todos tenemos una persona destinada en este mundo. Alguien a quien pertenecemos y alguien quien nos pertenece. O eso es lo que la gente común solía decir al rededor de Pat. Pero él no creía en eso.

Quizás de adolescente creía un poco, y esperaba que fuera así, pero simplemente un día, aquella esperanza desapareció. Su alfa se lo dijo, no existía omega para ellos. Aquel pensamiento hizo que el alfa de Pat se volviera un lobo solitario sin la necesidad de estar buscando pareja y su celo era casi inexistente, llegándole a irritar el olor tanto de alfas como de omegas, pero Pat estaba obligado a convivir con personas todo el tiempo. Su padre era el empresario de hoteles más grande del país. Y él, como su hijo, estaba obligado a suceder sus responsabilidades.

Pat vivía evitando a cualquier omega que intentaba conquistarlo debido a la gran fortuna que su familia poseía. Su carácter era muy malo, gruñendo y mirando mal a todos. Él simplemente quería desaparecer de aquel lugar y dejar de oler aquellos dulces aromas que lo ponían enfermo. Pero todos lo seguían para ser la persona elegida para ser su pareja.

Era sabido que los alfas más poderosos contaban con una pareja para tomar las decisiones correctas, ya que se creía que el alfa por instinto tomaría la decisión que en un futuro le traería riquezas a su pareja. Otra de las tantas cosas que Pat no creía. Pero su padre quería que él, como ya un alfa adulto, pronto formara su propia familia para poder hacerse cargo de la empresa. Por ello lo instaba cada noche a salir a bares en busca de una pareja, cosa que nunca sucedió.

Korn, su mejor amigo lo acompañaba en sus salidas, pero siempre eran ellos dos solos en la sala VIP, viendo como Pat contaba las horas para regresar a casa y acostarse a dormir.

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