Capítulo 28

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Tomé la flor que estaba a mi lado y la arranqué.

Los pétalos rosados eran suaves y el aroma de las flores era dulce. Como flores reales.

—Ven, vamos a mi habitación. Tienes que estar sorprendida, así que duerme conmigo esta noche. —el gran duque les dio una orden a los caballeros y luego me tomó en sus brazos.

Entonces, escuché unos jadeos de sorpresa a mí alrededor.

—Nunca lo vi compartir una habitación con los jóvenes maestros.

—No sabía que fuera tan dulce.

Deliberadamente me apoyé con más fuerza en los brazos del gran duque, que sólo era amable conmigo.

Su corazón latía muy rápido. Como si estuviera muy sorprendido, ya fuera por mi crisis o por mi habilidad. Sin embargo, no tardamos mucho en llegar a la habitación del gran duque.

No lo sabía hasta ahora, pero parecía que el gran duque había hecho que mi habitación estuviera intencionalmente cerca de la de mi familia. Para que, en caso de pasarme algo, poder correr hacia mí de inmediato.

<Es por eso que hoy llego tan rápido.>

Sonreí suavemente, agradeciéndole su amabilidad.

El gran duque me vio sonreír y me tendió sobre su cama.

—Es suave.

La enorme cama del gran duque era mucho más grande que la de mi habitación.

Se sentía pesada porque era de madera oscura que parecía dura, pero era inesperadamente suave cuando estuve sobre ella.

<Es demasiado grande.>

No sabía dónde acostarme, así que me senté tranquilamente en el borde de la cama.

La habitación del gran duque era mucho más grande que la mía. Naturalmente, tenía de ser la mejor habitación de esta mansión.

Una habitación decorada en verde oscuro y caoba.

Un retrato que colgaba de la pared era directamente visible desde la cama. Era una mujer muy hermosa con el cabello plateado y ojos azules que brillaban como joyas.

< ¿Es la esposa del gran duque? ¿O quizás su madre?>

Fuera quien fuera la persona del retrato, esta era la única habitación en el que había un retrato de ella, ya que era la primera vez que la veía.

Esta era una habitación tan grande que cualquiera que entrara, se sentiría pequeño en medio de tanto espacio. Era digna de ser la habitación del gran duque.

Dormir y despertar en una habitación como esta sería realmente solitario si no estuviera acompañada.

—Está bien. Me encargaré de ello, así que déjalo y vete. —el gran duque despidió a las sirvientas y se quitó la ropa.

Mis ojos se abrieron de par en par al ver como el gran duque se quitaba la ropa.

— Qué, ¿qué estás haciendo?

Cuando pregunté con un rostro tan sorprendido, el gran duque se rio.

—Me voy a dormir.

Al gran duque no parecía importarle si su cuerpo estaba expuesto o no. Luego, se puso un camisón purpura que estaba sobre la mesa.

Con una fina bata por la que fluía la luz, el gran duque se acercó a la cama y tomó algo de la mesa.

— ¿Qué es eso?

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora