∞•Tempestad•∞ [•BNHA•] {Tomura X Oc X Aizawa X LOV}

•∆ 3 - El USJ ∆•

No tuve que esperar mucho, horas más tarde esa misma noche recibí una llamada, era Kurogiri avisándome que había llegado el momento, no tenía muy claro que iba a hacer en realidad, solo me dijo que fuera al bar a una hora específica.

Me puse aquel traje que me había mandado, y me sorprendió mucho que en efecto, era a la talla, ¿podría haberlo averiguado de solo verme? ¿O lo consultó con Giran? No lo podría saber hasta preguntar.

Llegó la hora a la que habíamos acordado, y justo había llegado, ya que no había medido el tiempo de viaje entre ciudades.

Entré al bar y para sorpresa de nadie estaba vacío, solo me senté en la barra esperando a que mi querido compañero bartender apareciera, cosa que no pasó.

Aproveché para dejar mis maletas en una esquina y hechar una vista mas al lugar. Vi el reloj y había pasado media hora, ¿Qué tanto puede estar haciendo para dejarme plantada así? Y en su propio local, lo que me faltaba... ¿O será una prueba de confianza?

Con ese pensamiento me fui al otro lado de la barra, dónde comencé a hacer lo que haría en un trabajo normal, limpiar el lugar, acomodar los vasos en sus respectivos lugares y checar la fecha de vencimiento de todos los insumos, todo estaba en orden, ya había pasado una hora y media y ni señales de alguien por el lugar.

—Vaya perdida de tiempo —dije mientras me quedaba apoyada sobre la barra sin ganas de nada.

Estaba apunto de quedarme dormida si no fuera porque de repente escuché el ruido de...

—¿Disparos? —dije en ese momento todavía medio dormida —. Seh... Dispa-

—¿¡Disparos!? —exclamé exaltada al percatarme de lo que pasaba, y levantándome de golpe pase mi dedo pulgar por mi frente en un lesliz creando una barrera de protección personal.

Y cuando reaccioné bien, en medio del bar había una gran niebla del mismo color que Kurogiri, mientras me acercaba poco a poco a esta, de repente vi salir a alguien y caer estrepitosamente hacia el suelo.

—Oh por Dios —exclame mientras me acercaba y tomaba a aquel chico desconocido en mi brazos —. ¿Estas consiente? ¿Me escuchas? —pregunté en busca de que no se fuera para el otro lado con Diosito, pero no tuve respuesta.