Parte 11 · Las Pistas del Testigo Anónimo

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        Era sin dudas la mejor noticia que tuvieron desde que se había iniciado la investigación; el testigo anónimo le dijo a Cuviert que tres de las señoras, que comían chocolate y se juntaban a maldecir en la confitería, habían sido vistas entrar a la única casa de caza y pesca de todo el pueblo al atardecer a comprar una caña de pescar. En su afán por no ser identificadas, llevaban cada una un tapado de piel y gorro con alas bien grandes y llenos de plumas que se movían graciosamente con el caminar. Al salir de dicho negocio, se subieron en un viejo, grande, coche negro, seguramente propiedad de alguna de ellas, el cual metros más adelante se quedó encajado en el barro debido a que aquella noche había nevado hasta las rodillas y ahora se estaba derritiendo rápidamente. Cuando salieron a empujar, el testigo dijo haber visto que la señora que conducía hacía gestos nerviosamente y gritaba cosas a las otras que empujaban porque no estaban haciéndolo suficientemente bien.

 Cuando salieron a empujar, el testigo dijo haber visto que la señora que conducía hacía gestos nerviosamente y gritaba cosas a las otras que empujaban porque no estaban haciéndolo suficientemente bien

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        Fue sin dudas el dato que estaban necesitando. Luego el testigo le dijo que se presentaria en el juicio y que tenía más pistas concretas de ser necesario.

        Después de colgar el teléfono, la señora Cuviert le contó a su grupo lo que este clasificado testigo le había dicho, lo que puso contento a todos de sobre manera, en particular a Escuarzo que estaba tan sobresaltado que se puso a llorar y tuvo que ser consolado por Love y X.


El Misterioso Caso del Jamón de UtherhoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora