𝐍𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐬𝐞𝐧𝐭𝐞

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﹏﹏﹏﹏﹏﹏﹏;;📍 Nᴜᴇsᴛʀᴏ ᴘʀᴇsᴇɴᴛᴇ

La sensación de regresar en sí a la realidad fue bastante extraña, como si hubiesen salido de un sueño profundo, los cuales eran realmente recuerdos, recuerdos concisos del ayer.

Ambos yacían agitados, intentando recuperar la respiración, estaban en un estado de verdadera conmoción.

— ¿E-Eso fue un sueño? - preguntó Aidan sobando su cabeza, encorvando la espalda para sentarse.

— Nada de lo que viste fue producto de una alucinación o algo por el estilo, fueron recuerdos, vivencias reales. – dijo la mujer parando unos segundos para obsérvalos con detenimiento y posteriormente sonreír. — Por lo que veo, lo lograron.

— Fue algo aterrador tener que revivir esos sentimientos, se sintió tan real... - está vez dijo _____, logrando recuperar el aire.

— Me lo imagino, lo lamento mucho, pero era necesario, ahora sabrán porque razón fueron maldecidos.

— ¡¿Cómo podemos expiar esta maldición?! - ambos alzaron la voz.

— ¿Pueden contarme por qué razón fueron maldecidos?

Dicho esto, ambos comenzaron a contar a detalle la razón de esto, el como Daphne antes de morir decidió maldecirlos.

— A decir verdad, la maldición fue bastante fuerte, tanto así que sigue vigente después de siglos. Entre más fuertes son los sentimientos con los que maldices, más años de dolor los espera. Sin embargo, al ella hacer esto, no puede descansar en paz, ya que maldecir también es un pecado.

— Pero, de alguna forma la entiendo, me da un poco de pena saber que no está descansando en paz. – musitó. — No me imagino lo que ella pudo sentir con esa traición, estando enamorada de alguien que no la correspondió. – algo desanimada, agachó la mirada. — A todo esto, ¿Cómo podemos expiar nuestros pecados?

— Deben viajar al lugar en donde ella falleció, será fácil sentir la conexión de sus almas con dicho lugar, no será tan difícil encontrarlo teniendo recuerdos de donde se ubica. Reino Unido dijeron ¿No? – llevó su pulgar a su boca, mordiendo solo la punta de su uña. — Es bastante lejos, distintos continentes.

— Haremos lo que sea para eliminar esta maldición, si tenemos que ir a otro continente para lograr la completa felicidad, lo haremos. - dijo Aidan, bastante confiado.

— En ese lugar, deben orar por ella. - continuó. — Pedir perdón y arrepentimiento. Sí. - asintió. — Aunque no tengan toda la culpa. Si ella les da su perdón aparecerá en su subconsciente y eliminará la maldición que los persigue, incluso si ella se arrepiente de lo que hizo puede descansar en paz.

— Lo haremos. - dijeron ambos, sonriendo.

[...]

Finalmente en casa, decididos por lo que debían hacer.

El silencio que había en la habitación era algo tenso, a pesar de estar decididos, recordar cada memoria abrumadora de su viveza pasada era algo complicado.

— ¿Debes irte a casa no? Seguro tu madre te estará esperando.

— Ella sabe que estoy aquí, Aidan.

— Ya veo.

Nuevamente, el silencio se apoderó de la situación, ella intentando buscar algo para decir, Aidan cabizbajo, su rostro denotaba impotencia.

Nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora