EXTRA UNO

51 8 21
                                    

Omnisciente

La fuerte tormenta acompañada de un viento que azotaba fuertemente la ciudad entera era el clima de la noche. Gabriel, el cual particularmente se había ido a dormir temprano estaba soñando profundamente mientras que por otro lado su hermana menor estaba abriendo la puerta principal de la casa con suma cautela, eran casi las doce de la madrugada, quizás faltaban unos cinco minutos pero allá afuera de la casa parecía que había un diluvio torrencial.

Mientras tanto Isabella abría la puerta lentamente, rezándole a cualquier ser supremo para que las bisagras no fallaran y chirriarán en ese momento inoportuno, le dio una rápida mirada a la persona enfrente de ella y la dejó entrar a la casa, dicha persona prosiguió a quitarse los zapatos y tenerlos en su mano.

—No hagas ruido, mis padres y hermanos duermen —advirtió Isabella.

La otra persona solo asintió.

La oscuridad de la casa era iluminada por la linterna del celular de Isabella mientras está dirigía a la otra persona hacia el segundo piso donde estaban los dormitorios, iban con cuidado, rezando para que ningún miembro de la familia se levantará en ese instante pero al parecer los seres supremos no estaban de su parte y un fuerte y estruendoso trueno resonó por todo aquel manto negro de nubes grises.

En la habitación correspondiente de Gabriel, el chico se removía inquieto y medio despierto ante tal bestial trueno pero solo se acomodó de costado y volvió a cerrar los ojos en un intento de conciliar el sueño otra vez. Pero la curiosidad por saber la hora fue más grande y encendió la pantalla de su celular para ver qué este dictaba las doce horas de la madrugada con siete minutos pero no vio sólo eso en la pantalla, también vio un mensaje de aquella chica responsable de su nerviosismo al estar cerca de ella. Leyó mentalmente el mensaje y sonrió ampliamente al ver la imagen que acompañaba al mensaje de texto; era una foto de Atenea, su reflejo se podía apreciar en un espejo de cuerpo entero al igual que él podía ver el rostro de la chica debido a que el celular estaba situado a un lado del rostro de ella cuando tomó la fotografía con la cámara trasera. Ella llevaba un pijama corto que hizo que la sangre de Gabriel le subiera hasta su rostro, sonrojándose tontamente pero no lo podía evitar, ella era completamente hermosa.

Pero algo hizo <<clic>> en su cabeza. No había respondido el mensaje de la chica debido a que se había quedado dormido, se maldijo mentalmente y contestó el mensaje diciendo que se veía completamente hermosa y otros halagos más. Dejó el celular en la mesita de noche y se volvió a acostar, listo para dormir pero escuchó perfectamente cuando su puerta se abrió así que se levantó abruptamente mientras se sentaba en la cama. Un relámpago iluminó el lugar y el visualizo la figura de una chica.

— ¿Isabella? ¿Scarlett? —preguntó pero nadie respondió—. ¿Qué quieren? —volvió a preguntar.

—Guarda silencio —oyó el susurro de su hermana menor y su cuerpo se relajó.

Pero la voz se escuchó lejos, como detrás de la puerta y la silueta de la chica estaba a menos de metro y medio de su cama.

— ¿Qué haces aquí, Isabella? —preguntó Gabriel con seriedad.

Se inclinó sobre su cuerpo para poder alcanzar la lámpara de la mesita de noche y encender la luz, alumbrando tenuemente su alrededor.

— ¿Bella? —preguntó en un bostezo.

Al cerrar los ojos debido al bostezo sintió unas manos en uno de sus muslos y se sobresaltó apartando la mano abruptamente.

—Otras veces ruegas para que no quité mi mano y ahora tú la alejas, eres raro —escuchó la voz de ella.

Hola Mi DiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora