las cenizas de tu corazón

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Al despertar Jungkook fue a desayunar con la familia Park, obviamente había platicado con su amigo Jimin durante el desayuno , el señor Park tuvo que salir de casa para un negocio. La señora Park se encontraba un momento después en la cocina cocinando un rico postre para los dos chicos que yacían sentados en el comedor.

Jungkook no estaba tan entusiasmado como Jimin, pues él solo pensaba en cómo regresar a su casa sin que sus padres se alteren o al menos que su padre le propinar una cachetada.

—Hey, podríamos ir hoy en la tarde ir a ver algunas piezas de art–...

Jungkook habló.

—No puedo, Jimin, muchas gracias por dejarme quedar aquí anoche, fuiste un salva vidas pero no puedo quedarme más tiempo. —Jungkook guardó silencio mientras que bajaba la mirada—. Estoy metido en problemas con mis padres.

—Pero si tienes miedo no vuelvas con ellos. —le dijo Jimin.

—Es tan fácil decirlo,  tus padres no son como los míos.

—Jungkook no te olvides que ellos te quieren mucho, no te harían ningún daño.

—No lo entiendes, no puedo esconderme de ellos. Escapar como lo hice anoche me traerá feas consecuencias.

Jungkook hablaba con tanto miedo sobre lo que podría pasar, sabía que estaba en problemas y que ninguno de sus amigos, hermanos o padrinos le podrían ayudar.

—Tal vez merezca el castigo...

—¡No digas eso!, Jungkook, no mereces nada de lo que tus padres te imponen, no mereces ser tratado de esta manera, no mereces que tengas esa imagen tan mala de ti. —le dijo Jimin.

—Ya debo irme.

Jungkook se levantó de la mesa. Y Jimin lo tomó de la muñeca nuevamente.

—Dejame ir. Esto ya no te incumbe —le dijo Jungkook a  Jimin.

—Amigo, escúchame, no te ira nada bien.

—¡¿Creés que no lo sé?!. Yo conozco a mis padres.

Jimin sin tener tanta voluntad,  soltó la mano de su amigo y dejó que se marchara.

Jungkook dio la vuelta y salió de la casa de Jimin, sabía que lo que lo que le esperaba. Tal vez un sermón,  tal vez unos regaños de su madre y hermano. Sea lo que sea sabia que seria muy doloroso.

Y pasaban los minutos de Jungkook recorriendo las calles de Londres, le tomaría al menos unos diez minutos más para poder llegar a su casa.

Estaba parado en una esquina de las calles de la ciudad. Miró con atención la gente que pasaba, rara vez salía de su gran mansión, llegaba un punto en el que se sentía preso dentro de su casa.
Mientras que la gente caminaba de un lado a otro miró al frente suyo un puesto de venta de flores. Flores hermosas estaban llevándose la gente, se acercó y vio que la vendedora era Paulette.

Con esa sonrisa hermosa y gentil estaba en su tienda de flores como antes le había comentado a Jungkook. El chico encantado de ver aquella angelical cara se acercó hasta el punto de que Paulette lo vio.
Se sorprendió y dijo;

—¿Joven Jeon?

—Joven Paulette —le dijo Jungkook con una linda sonrisa.

—¿Desea algo de mi tienda? —preguntó Paulette tan inocente.

Jungkook no podía dejar se sonreír. Pero tenía que contestar.

—Todas las flores son hermosas. Podría escoger cualquiera.

Orgullo, Prejuicio y tu cruel sonrisa- Jeon Jungkook.Where stories live. Discover now