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El viernes llegó y Leonardo no pudo hablar con la pelinegra, la llamaba, le enviaba mensajes, pero no le constestaba, lo único que le faltó por hacer fue ir a su trabajo, pero no lo hizo por no presionarla demasiado, pero no soportaba esa situación, quería verla, escucharla, la necesitaba.

-falta mucho?- preguntó su hija con emoción a su lado, iban de camino al taller de su pelinegra, aunque eso no lo sabía Anika, ya que era sorpresa.

-ya estamos llegando princesa- le dijo con cariño, sin quitar la mirada de la calle.

Llegaron minutos después y Anika miraba todo a su alrededor algo confundida, no sabía dónde estaba, así que siguió a su padre hasta el edificio de tres piso.

Los recibieron con cortesía, y la pequeña se sorprendió un poco porque la chica que los recibió no intentó coquetearle a su padre de ninguna forma.

Subieron hasta el segundo piso donde Anika miro todo con mucha curiosidad e interés, era un gran salón con un amplio pasillo en el centro y a cada lado había mujeres sentadas en máquinas de coser y personas moviéndose de un lado a otro.

-bienvenidas, me pidieron que los llevará directo a la oficina- le dijo la secretaria de la pelinegra, Leonardo jalo la mano de su hija la cual estaba algo distraída mirando la ropa que hacían las mujeres- la señorita Apple viene enseguida- le dijo la chica antes de dejarlos solos en la habitación.

-que me mandaste a hacer?- preguntó su hija una vez estuvieron solos.

-ya verás- le dijo y su hija hizo un puchero e intentó distraerse con lo que había en la oficina-hija- la llamó y ella lo miró con toda su atención- no seas grosera- le dijo, ya que ella no sabía que era Emely a la que verían.

-por qué lo serían?- preguntó confundida y en ese momento la pelinegra entro a la oficina. 

Ellos estaban sentados al lado de la puerta por lo que ella no los vio al entrar, pero ellos a ella si, al entrar la pelinegra dejó salir un pesado suspiro, mientras se masajea a las cien y el puente de la nariz con evidente molestia. Para Leonardo fue como un deja vu, porque en muchas ocasiones, cuando su esposa estaba viva, la vio a hacer eso y cuando le preguntaba qué le pasaba ella decía que no era, nada, cuando la verdad al final es otra.

-no quiero nada que venga de ella- dijo Anika sacándolo de sus pensamientos al mismo tiempo que su hija se cruzaba de brazos.

-Anika- le reprochó su padre 

-no es departe mía, es de tu padre Anika- dijo la castaña sin inmutarse de la presencia de ellos, aunque no sabía que ya estaban esperándola- y si no te gusta no lo tomas, y tu padre te lleva a comprar algo que sí- dijo tranquila mientras buscaba lo que había hecho para ella.

La pequeña pelirroja iba a decir algo, pero su padre la miró con advertencia para que no dijera nada. Mientras tanto Emely sacó una gran caja de color rosa pastel, envuelta en un delicado lazo de color blanco.

-aquí está- puso la caja frente a ellos.

-hija- le dijo Leonardo a su princesa y con resistencia su hija desató el lazo y levantó la tapa.

Aunque lo intentó, no pudo ocultar su asombro al ver el exquisito traje de bailarina de un blanco muy delicado, con diseños en dorado que cubrían toda la parte de arriba del traje, además de pequeñas flores rojas dispersas por todo esté.

Le encantaba, era precioso y delicado, pero no sé lo diría, pensó Anika, pero su padre la conocía muy bien y sabía que le había gustado.

-y bien?- preguntó la pelinegra colocándose una cinta de tomar medidas alrededor de su cuello.

-le gusta- dijo Leonardo con una pequeña sonrisa, observando a su hija que no le quitaba la mirada al traje.

-es de tu agrado Anika?- le preguntó a la pelirroja.

-si, no está mal- dijo fingiendo indiferencia.

-bueno si te piensas quedar con él debes provartelo primero ya que no te tome medidas para hacerlo en un inicio- le dijo Emely y la pequeña asintió- bien el probador está allí- le señaló y la pelirroja se encaminó hasta donde le había indicado.

-te menos que hablar- le dijo Leonardo cuando su hija estuvo detrás del vestidor.

-no tengo nada que hablar con alguien que desconfía de mí- dijo pelinegra sería.

-Emely por favor, fui un imbécil, un idiota, lo que tú quieras, pero por favor hablemos- prácticamente le rogó.

-y de qué vale que lo arreglemos y terminemos bien ahora?, Aún así seguirás con esa desconfianza- dijo tocando su cabeza, tenía días sintiendo un fuerte dolor.

-te sientes bien?- le preguntó él arquitecto un poco preocupado.

-estoy bien, solo tengo migraña desde hace unos días- dijo ella sin darle mucha importancia.

-cuantos días?- preguntó Leonardo.

-necesito ayuda- dijo Anika interrumpiendo la respuesta de la pelinegra.

Emely se encaminó hasta él probador para ayudarla a terminar de ponerse el traje de bailarina.

-bien, ahora sal para que se lo muestres a tu padre y poder verte lo en cuerpo completo- le dijo Emely abriendo la corrida y Anika salió.

-te queda precioso cariño- le dijo Leonardo al verla, Emely la hizo subir a una pequeña plataforma redonda que estaba frente a tres espejos.

Anika es esa ocasión no pudo ocultar su alegría y emoción al verlo, aunque la pelinegra no le agradaba como novia de su padre, no podía negar que era muy buena haciendo ropa.

-te gusta cómo se te ve Anika?- le preguntó Emely, aunque su cara lo decía todo, pero quería ver si era capaz de aceptarlo en voz alta.

-todo se me ve bien- dijo la joven con presunción, Leonardo negó intentando ocultar su sonrisa- lo único que se siente un poco flojo aquí- le digo señalando le la parte de la cadera.

-aquí?- preguntó la pelinegra acercándose para comprobarlo y en efecto le quedaba un poco flojo- bien lo ajustare un poco para que no quede tan suelto, pero tampoco que te quede muy ajustado- le dijo la pelinegra- algo más?, No lo sientes muy pesado para poder bailar?- le preguntó.

-no- dijo- aunque me gustaría probarlo un poco a ver cómo se siente al bailar- dijo la pelirroja.

-adelante- le alentó Emely, Anika bajo de la plataforma e hizo varios giros y movimientos básicos del Ballet probando el vestido- y qué tal?- preguntó Emely.

-está bien- dijo simple, no quería alargarla.

-entonces sube de nuevo para tomar la medida de lo que debo ajustar- le dijo la pelinegra- y Anika volvió a dónde estaba- te puedo hacer una recomendación?- le preguntó Emely.

-depende- dijo Anika.

-para tu recital, recoge tu cabello de esta forma- le dijo le dijo recogiendo le el cabello, el cual llevaba suelto- de esta forma te verás un poco más alta, además de elegante y te hará resaltar- le dijo.

-no se ve mal- dijo la pequeña girando la cabeza- lo pensaré- dijo después de unos después.

-bien entonces ya te lo puedes, quitar y el lunes lo tendrás listo en tu casa- le dijo la pelinegra.

Anika volvió al vestidor vestidor para quitarse el traje y Emely fue hasta su escritorio anotando algo en un papel.

-ya fuiste a un médico por ese dolor de cabeza?- le preguntó Leonardo.

-para que?, es solo migraña la tengo desde los catorce- dijo ella sin levantar la mirada.

-aun así es bueno hacerlo, así te puede dar algo para que no sientas ninguna molestia- le dijo él y ella le extendió el papel que escribía.

-debes darselo a mi secretaria- le dijo y Leonardo tomó la mano de ella para que lo mirara por fin.

-por favor habla conmigo- le pidió.

-no tengo tiempo para hablar ahora Leonardo- dijo ella.

-no me vas a poder evitar por siempre Emely, hablaremos...

No Eres Un CaprichoWhere stories live. Discover now