21. La hice suplicar

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 JESS

El salón en el que se entregaban los premios era inmenso. Con mesas redondas distribuidas en el interior y paredes que se alzaban hasta una cúpula redonda con pinturas de gente desnuda y ángeles.

Miré a mi alrededor, a los balcones dorados en las paredes y las cortinas de terciopelo pesado y rojo. 

Las luces aún estaban encendidas mientras la gente avanzaba y muchos se saludaban.

En el escenario, una pantalla gigante reproducía una y otra vez un comercial de los premios.

Adrián enganchó su brazo con el mío, igual de maravillado que yo. Me di cuenta de que la gente se volteaba a vernos, pero no sabía si se debía a mí, o a él, porque seguro nadie lograba reconocernos.

—¿Cuál es nuestra mesa? —preguntó inclinándose hacia mí, como si compartiéramos un secreto.

—Creo que la diecinueve —murmuré.

—Esa es la nuestra también.

La chica de pelo rosa que se había puesto en medio de mi pelea con Alex enganchó su brazo en el mío que estaba libre.

No me gustaba que la gente entrara en confianza tan rápido conmigo, pero la chica no se veía como una amenaza y aún no encontraba una razón válida para echarla. Además, no podía negar que nos salvó el culo hace unos minutos delante de los camarógrafos.

Su nombre me sonaba, pero no sabía de dónde.

—¿Eres esa cantante que salió de youtube? —le pregunté mientras nos guiaba a nuestra mesa.

Ella asintió.

—Y tú eres "esa youtuber". Todos te conocemos —Me puse tensa, esperando que dijera algo malo sobre mí—. Eres la que hizo ese video de los sociópatas en los shows de TV. Todo el mundo se enojó con ese video.

Rodé los ojos.

Había hecho ese video hace casi un año. Recuerdo haber hecho enfadar a mucha gente porque llamé sociópatas a muchos personajes de la ficción amados. Lo que me seguía pareciendo estúpido, porque seguían siendo personajes ficticios.

—No me importa. Me gusta hacer llorar a los hombres —respondí mientras me acomodaba en mi mesa.

Charlie se sentó a mi derecha y Adrián estuvo a punto de sentarse a mi izquierda, pero apenas su culo tocó la silla se levantó de golpe y señaló hacia alguien a lo lejos.

—¿Ese es el señor de "te lo resumo"? Voy a pedirle un autógrafo.

Estuve tentada a decirle que eso no era buena idea, porque él no se veía como el tipo de persona al que le gustaba ser molestada, pero Adrián estaba demasiado emocionado y no quise pincharle su globo. Así que me limité a verlo esquivar a algunas personas en el centro del salón, de camino a la otra punta.

En ese momento las luces bajaron y se encendieron las lámparas de las mesas.

Una chica rubia se dejó caer junto a Charlie en nuestra mesa redonda. Llevaba un vestido negro y algunos tatuajes en los brazos. Supuse que se trataba de su bajista.

Estaba abrazando una bandeja como las que usaban los empleados para repartir aperitivos y la de ella estaba llena de galletas con queso.

Charlie clavó sus ojos en la bandeja.

—Andy ¿Qué es eso?

La muchacha terminó de masticar su galleta y tragó.

—Traje comida para todos, por su puesto. —Dejó una galleta delante de la peirrosa, otra delante de mí y luego repartió a quienes estaban a mi lado. Cuando giré el rostro para ver con quienes nos había tocado sentarnos, casi me dio un infarto al encontrarme con el rostro de Alex a unos pocos centímetros—. Una para cada una. El resto para mí.

Ella sabe que la odio | YA A LA VENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora