Capítulo 1:

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Capítulo 1:


Como una rosa se abre en la mañana cálida del verano, así se abrió mi corazón, después de estar tanto tiempo cerrado, sellado y rígido como una roca, frio y marchito como las alas de una mariposa en medio de la nieve.

Había dejado de ser una persona insensible, a partir de ese momento mi corazón se inundaba de muchísimos sentimientos. Era lo que había deseado toda mi vida, desde el primer momento que abrí los ojos percibiendo la luz del sol, deseaba eso.

Coloque mi mano sobre mi pecho sintiendo como mi corazón latía, pero ya no solo latía para darme vida, sino también para vivirla apreciándola. Al fin podía entender los que mis pares entendían, sentir lo que ellos sentían, es cierto que nací diferente a como ellos nacieron, es por la misma razón que soy diferente, ningún sentimiento posaba en mi pecho hasta este momento.

Miedo, alegría, emoción, los entendía al fin.

Tome la mano de Liam, mi mejor amigo, sus palabras me ayudaron a encontrar mis sentimientos dentro de mi muerto corazón vacio. Lo abrase fuertemente sintiendo el calor de su cuerpo contra el mío, estaba muy orgullosa de tener una amistad como él, deseaba nunca perder su adorada compañía. Secretamente lo amaba, pero alguien como él, nunca podría amar a alguien como yo, tan atractivo e inteligente, era un sueño inalcanzable, y su amistad cada vez se hacía más insoportable.

Lo solté lentamente observando sus ojos azules, y su cabello castaño. Di una pequeña sonrisa, y luego le dije:

― ¡Estoy feliz!, siento la felicidad dentro de mí, ¡Es hermoso!

― ¡Yo sabía que lo lograrías!, y no necesitabas nada especial para lograrlo, solo debías abrir tu corazón y sentir― Dijo remarcando el "sentir"

Sus palabras eran tan sabias, me sentía infinitamente agradecida por su ayuda. Me tomó de la mano, y ambos salimos lentamente de aquel lugar que habíamos estado buscando por tanto tiempo. Guarde en mi mente la imagen de aquel lugar, el cual creíamos mágico. Las paredes recubiertas de grises ladrillos viejos, los techos bañados en telarañas, y sin olvidar el enorme espejo, con sus bordes de plata y sus graciosos querubines que lo sostenían sonrientes e inmóviles.

Salimos del enorme castillo abandonado y bajamos la montaña que lo escondía entre sus nieblas. Antes de alejarnos volvimos la vista y apreciamos el enorme castillo por última vez. Fue una aventura que nunca saldrá de nuestras mentes y corazones.

Subimos al automóvil de Lían y regresamos a mi casa.

Mi casa era alta, con paredes blancas y tan lisas como fueran posibles, las ventanas eran grandes, amplias y no tenían cortinas, era una casa con mucha iluminación. Además tenía dos pisos, vivíamos en el primero, y en el segundo era donde mi padre trabajaba, tenía un trabajo muy particular, y a la vez peligroso. Tenía muchos enemigos gracias a su trabajo.

Mi padre me recibió con los brazos abiertos y un fuerte abrazo, dijo que me extraño mucho. Mi padre era un anciano, con su cabellera canosa, su camisa blanca y sus anteojos de marco negro, daba una impresión de intelectual al primero que lo miraba.

Mi padre me invadió con preguntas, quería saber cómo nos había ido en nuestro viaje:

― Te extrañe mucho, ¿Cómo les fue?, ¿Encontraron lo que buscaban?, ¿Y cómo lo encontraron?, ¿Tuvieron problemas?, ¿Alguien sospecho de ti?...

― No te preocupes padre, nadie sabe de mi, todos creían que era una persona normal como ellos. Igual no nos expusimos mucho como para que sospecharan...― Le respondí riendo. Era muy gracioso que formule tantas preguntas a la vez, pero él era así, y también era su trabajo, su trabajo dependía de hacerse las más raras preguntas para luego poder hallar su respuesta, eso me decía siempre él.

― ¿Encontraste lo que buscabas?― Me preguntó en voz baja como si tuviera miedo que alguien nos escuchara.

― Si, si, ― Repetí emocionada― Si, si, y todo fue gracias a Liam, él me ayudó, me dijo lo que tenía que saber.

― ¿Qué le dijiste?, ¿Qué descubriste?― Preguntó esta vez dirigiéndose a mi amigo con una enorme sonrisa en sus labios.

― Cuando llegamos al castillo me di cuenta que no necesitábamos nada mágico, la magia no existe, solo debía prestar atención, y entender que ya estaba en ella, solo que no lo veía, pero al ver que... ― Una explosión en la puerta interrumpió las palabras de Liam.

― ¿Qué sucede?― Pregunte agachándome.

― ¡No!, ¡Nos descubrieron!, creí que no sabían nada― Mi padre se alteró, y agarrándome de los hombros me preguntó mirándome fijamente a los ojos ― ¿Con quién hablaste?

― Con varias personas, pero no les dije nada, solo quería información para poder encontrar lo que buscaba. Una anciana nos dijo que en un viejo castillo se encontraba escondido un espejo mágico que concedía cualquier deseo.

― ¡Pero les habrás dicho otra cosa que te delató!, vengan...― Mi padre salió corriendo hacia su habitación, y lo seguimos.

― ¿Quiénes son?― Le preguntó Liam escuchando como rompían la puerta para entrar.

― Ya les explicare, cuando escapemos ― Mi padre abrió su armario, y retiró toda su ropa descubriendo una puerta metálica― ¡Salgamos por aquí!― abrió la puerta e ingresó seguido por mí, Liam salió ultimo― ¡No!, ¡Todo mi trabajo! ― Decía al ver como el segundo piso explotaba ardiendo en llamas.

― ¿Qué sucede padre?

― Te quieren a ti, debes huir, ¡Corre!, luego los buscare, yo sé donde esconderme.

No tuvimos tiempo de despedirnos, Liam me tomó del brazo y corrimos lejos, mi padre corrió hacia el patio de nuestra casa. No entendía lo que hacía, comencé a llorar. Estaba segura que lo encontrarían.

Corrimos hasta un callejón. Liam se detuvo mirando hacia todos lados, y luego me dijo:

― Escóndete entre las cajas, yo buscare otro escondite.

― ¡No!, no me dejes sola, no sé qué es lo que sucede, ni quiénes son los que nos persiguen.

― Está bien.

Ambos nos escondimos detrás de las cajas, espiando cada varios segundos para ver que nadie nos encuentre.

Después de permanecer diez minutos escondidos escuchamos unos pasos que entraban al callejón. Me asuste, y Liam me hizo un gesto para que hiciera silencio, y así hice, cerraba los ojos. No quería ver quién era.

Esos pasos se acercaban cada vez más, y de repente se escuchó algo metálico que cayó al suelo y rodó hacia nosotros. Espié entre dos cajas y observe que aquel hombre que había ingresado al callejón soltó varias latas metálicas que despedían un humo blanco. Me altere, estaba temblando:

― ¿Qué es eso?― Le pregunte a Liam en voz baja.

― No lo se.

Liam comenzó a sentirse mareado. El humo nos rodeaba por todos lados, por alguna razón hacían un efecto en mi amigo, pero en mí no, y en unos momentos Liam se desvaneció:

― ¡Liam!― Le dije despacio ―Liam― Lo llame moviéndole el brazo, pero él no despertaba.

Por encima de las cajas se asomó un hombre con una máscara de gas negra, que recubría toda su cara. Esta misteriosa persona acercó hacia mí una extraña pantalla plana, la pasó por encima de Liam y de mí, por alguna razón, en la pantalla yo salía de un color diferente al de Liam. Mi amigo no se percibía en la pantalla del artefacto, pero yo resaltaba en naranja, era muy extraño. Estaba inmóvil. No sabía qué hacer.

El hombre dijo unas palabras por su teléfono, entonces atine a escapar, pero el hombre me retuvo del brazo. Me sacudí para librarme pero fue inútil huir de sus fuertes dedos.

En unos segundos aparecieron nueve hombres más, por el callejón, vestidos igual que el hombre que me sostenía, con trajes negros llenos de bolsillos, un grueso cinturón a la cintura que sostenía armas y extraños artefactos eléctricos.

Un hombre me esposó las manos y otro me colocó unos cables en las sienes, y al apretar un botón azul perdí la conciencia.


Sin MemoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora