capítulo 1

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Aún era de mañana cuando los graznidos de las aves siguiendo su curso natural en el cielo sonaban armoniosamente por todo el campus que poseía la excelente universidad G, donde varios estudiantes universitarios de distintas facultades transitan de aquí para allá. Era tranquilo en cierta parte.

—¿Viste quién acaba de llegar?—murmuró

—Mejor dicho, ¿ves en qué acaba de llegar?

De repente los murmullos se hicieron presentes, el silencio reinaba el lugar al ver cómo una delgada y sensual figura descendía de un lujoso lamborghini plateado.

Caminaba con elegancia y sensualidad, desfilaba por el pasillo de la universidad cómo sí de una pasarela de moda fuera; dónde él era la obra de arte que desbordaba encanto y erotismo.

Ignoró las miradas que recibía de todos, simplemente observaba el dorso de su mano, dónde yacía un brazalete de diamantes bañado en plata fina. Sólo no deseaba ver cómo algunos depravados se le quedaban mirando las piernas y demás, desnudandolo con la mirada.

Su vestimenta aunque era sencilla, realmente era de lo más caro y fino posible; creada por reconocidos diseñadores de moda e incluso siendo de edición unica. Vestía así un fino leggins negro ceñido al cuerpo con bordados a los costados de rosas escarlatas; se apega demasiado bien a su cuerpo, dejando a la vista la buena forma que tienen sus largas y contorneadas piernas, incluso el redondo y rechoncho trasero que tiene.

De prenda superior tiene un crop-top de tirantes sujeto a la parte posterior de su niveo cuello, dejándo al descubierto su impoluta espalda nevosa.

Cansado de sus miradas, llevó su dedo índice a la abertura de sus labios, dónde una húmeda lengua yacía afuera, y, sin más, les hizo gesto de asco mientras lanzaba una mirada repudiante que logró enfurecerlos.

Poco le importaba.

Sin más, desapareció por los pasillos, entrando al amplio salón de clase.

Con ello, el bullicio hizo presencia nuevamente, llevando consigo rumores mal infundados en busca de dañar la imagen de alguien.

Suspiró sobando su entrecejo ligeramente fruncido. No haber dormido demasiado anoche y el particular pero reconocido dolor en su cintura le incomodaba en medida. Le daba igual aquellos rumores que rondaban acerca de su imagen, No era impresora para estar dando buenas impresiones.

El problema radica en que esos rumores traen consecuencias consigo. El ejemplo estaba en su antiguo profesor rabo verde que intentó sobrepasarse con él creyendo que era alguien fácil.

Hasta el día de hoy no se sabe de su paradero.
Además, no tiene ni tendrá nada que ver con él, después de todo..

¿Quién le manda a meterse con el mimado baby de aquel guapo hombre que tenía por Sugar Daddy?

Solo un idiota sin lucros de vivir lo haría.

Olvidando el tema, hojeo el amplio salón donde divisó a su buen amigo, que cómo siempre, le reservaba un lugar a su lado.

—¡A–Ning! ohayo—animadamente le saludó tirándose casi encima de él—¡si supieras la mañana difícil que tuve hoy!—dramatizaba—¡mi cabello amaneció hecho un nido de ratas!

—B..buenos días—sonriendo, devolvió el saludo entre tartamudeos—eso se escucha problemático, por cierto.. ¿anoche ocasione algún problema?

—¿Ah? ¿anoche?—haciendo cara de estar recordando sonrió nuevamente—por supuesto que no, todo se arregló una vez el chofer te llevó a casa, es más, me preguntaba si habías llegado bien.

𝐘𝐞𝐬, 𝐝𝐚𝐝𝐝𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora