— Estás siendo exagerado, —las risas nerviosas no faltan mientras sus manos temblorosas acomodan su corbata— te he repetido muchas veces que soy un general con excelencia. Todo saldrá bien porque estoy haciendo lo correcto y nuestros dioses lo saben.

Inesperadamente recibe un abrazo por detrás, Yoongi rodea su abdomen con sus brazos y recarga el costado de su cara en la amplia espalda de su alfa.

— General, tengo un mal presentimiento. —vuelve a decir— Pero confío en ti, confío en que todo saldrá bien y que en menos de veinticuatro horas estaremos tú y yo juntos. Formare un nido en casa y te esperaré ahí, realmente espero que llegues a mi lado a completarlo.

Yoongi se quita el camisón del pijama y deja expuesto su pecho. La marca de telaraña a penas se puede divisar.

— No sé si ha sido por el recibimiento de tu amor o por las tabletas que me regalaste, pero mira, —señala de nuevo la marca— está a nada de desaparecer. Mi lobo está casi al cien por ciento otra vez, así que hazme una promesa.

Levanta su dedo meñique, invita a que Jimin también lo haga.

Enlazan ambos dedos.

— Prométeme que la mantendrás así.

— No puedo prometer tal cosa. —responde con una mueca. Yoongi separas sus labios y su mandíbula cae— Porque yo prometo que la haré desaparecer. Esa horrorosa marca que te ha hecho mi hermano no estará ahí nunca más, ni en la mínima escala. Lo prometo —termina con una sonrisa que termina por tranquilizar el corazón de su omega.

10 horas antes.

10:00 AM

Finalmente ha llegado a la ciudad, al igual que en el campo de concentración, el silencio la gobierna. No siente escalofríos, piensa que es una señal de que todo está a su favor. Le ha pedido que lo lleven a la casa de su madre, un dolor de cabeza empieza a hacer aparición sin siquiera tener a esas dos mujeres en frente todavía.

Los guardias hacen una reverencia ante él, Jimin se inclina levemente. No ha tenido problemas para entrar, sonríe estrechamente.

Cuando apenas va a tocar la puerta, su madre lo recibe con un empalagoso abrazo. Nunca ha sido tan cariñosa, se pregunta la razón del porqué.

— ¡Emily está en la habitación con una fiebre gigante! —Jimin hace una mueca ante el drama— El médico ha mencionado que es síntoma de que su marca no ha sido renovada, hazlo ahora.

Jimin no tiene ni cinco minutos, es más, ni siquiera ha pisado el interior de la casa y ya se siente atacado, asfixiado.

— Puede tomarse una tableta y ya, no tengo tiempo para renovar y menos frente a ti. —dice mientras se dirige a la cocina en busca de un vaso con agua fría, algo que reactive su sistema.

— Has pasado tanto tiempo lejos de ella, ¿por qué no puedes hacer algo que sólo te toma menos de diez minutos?

— Porque no quiero. ¿Dónde está papá?

Escucha unas maldiciones de fondo, no puede evitar reírse por dentro. Escondiéndose de su madre que parece querer golpearlo con lo primero que encuentre.

— Sus amigos lo invitaron a desayunar por su cumpleaños, están muy felices por él y todo lo que ha logrado a su corta edad.

— ¿Logrado? ¿Corta edad? Ese vejestorio acaba de cumplir los cuarenta y siete años.

— Ten más respeto por el Führer que si los pájaros te escuchan y se lo comunican a tu padre, terminarás en el cubo.

Jimin entonces prefiere guardar silencio. No sabe cómo es que su madre habla tan libremente del cubo, cuando ella también ha vivido la experiencia de estar ahí. Su padre estaba loco, mira que encerrar a su propia familia en un diminuto espacio donde se te congelan los huesos y no poder siquiera moverte porque un objeto podría atravesar tu espada, era de maniáticos.

Ámame, después mátame :: JimSu ˳⸙;;Where stories live. Discover now