Macabra Tentación - 1.El Vínculo (¡¡subida de nuevo!! A la venta en Amazon)

Capítulo XVII

Capítulo XVII!! Espero que os guste :D

La obra está registrada y publicada por lo que está prohibido su copia o reproducción. Todos los derechos reservados.

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Capítulo 17

Cuando desperté me encontraba tumbada en mi cama, no tenía puestos los zapatos, pero sí la ropa del día anterior. Ya era por la mañana, pero debía estar algo nublado ya que no había rastro del sol en la habitación. Lo último que recordaba era que me encontraba en los brazos de James, debí desmayarme pues no sabía cómo había llegado hasta casa. Aparté la colcha con la que estaba tapada y me desperecé, al desviar la vista a la derecha vi que sobre la mesilla se encontraba una nota. La abrí para leer su contenido:

"No quise despertarte, volveré por la noche. No salgas de casa cuando anochezca, temo que pueda pasarte algo.

James"

Volví a depositar la nota sobre la mesilla. Me esperaba un día duro esperando a James, me sentía muy sola y desprotegida cuando no estaba y después de lo que pasó anoche temía por su seguridad. Me incorporé pero aún me sentía débil, después comería algo como le prometí. Me miré en el espejo del tocador, mi rostro estaba pálido y unas marcadas ojeras lo presidian dándome un aspecto enfermizo. Revisé mi cuello en busca de marcas, pero ya no estaban, se había ocupado de curarme también. Me sentía aliviada, James había demostrado que pese al hambre, nunca me haría daño y que en un caso extremo se podía alimentar de mí. El cuello de mi vestido estaba manchado de sangre reseca, me aseé y lo cambié por otro limpio depositando este sobre la cama, si Doris me preguntaba a qué eran debidas esas manchas ya me inventaría alguna excusa. En ese momento me acordé de la carta del buzón, busqué la pluma para devolverla a su sitio pero ya no estaba. Me peiné y salí de la habitación. Bajé a paso ligero las escaleras dirigiéndome al recibidor.

Como cada mañana el correo estaba sobre el mueble al lado de la puerta principal, pero no había ni rastro de la carta. Mi padre tampoco estaba en casa, su abrigo y el sombrero no se encontraban colgados en el perchero. ¿Dónde estaba la carta?, me dirigí hacia la cocina para desayunar aunque ni siquiera me había fijado en qué hora era. Cuando entré Doris estaba preparando algo de comer, un agradable aroma lo invadía todo.

—Buenos días señorita, ¿va usted a desayunar? Ayer apenas comió nada, debe estar hambrienta, aunque viendo la hora que sería preferible que esperase a la comida —me sugirió mientas removía algo en la olla.

—Si pudiese tomar una fruta sería estupendo. Sentía la tentación de preguntarle si por casualidad había llegado algo en el correo para mí, pero sería demasiado sospechoso.

—Por supuesto, ¿quiere un zumo de naranja? Le vendrá bien, no tiene muy buen aspecto hoy. Por cierto, esta mañana encontré una carta en el buzón a su nombre, no estaba franqueada, por lo que alguien debió depositara allí por sí mismo —exprimió el zumo de la naranja en una copa.

—¿Y dónde está esa carta Doris? ¿Usted la guardó? —le pregunté mostrando cierta sorpresa.

—Sí, pero su padre se la llevó, parecía que supiese de quién era —me confesó.

Escuchar esas palabras me enfureció, ¿quién era mi padre para leer una carta que no era para él?, era una carta, falsa pero estaba a mi nombre, ¿y si no era la primera vez que ojeaba mi correo? Solo esperaba que me la entregase al volver y no la leyese antes que yo. Estaba segura de que reconoció la letra como la de Thomas, él mejor que nadie conocía su manera de escribir y no tenía noticias de su paradero desde ayer. Estaría deseando leer su contenido para averiguar que estaba pasando, me sentía dolida, sus actos cada vez me sorprendían más.