Y llegaste tú © [Saga Tú: Libro 1] (Pronto En Papel)

Capítulo 8

~León~

Hoy es el último día de escuela. Por tal razón, mis compañeros han estado eufóricos y un tanto emotivos. Se acabaron las reuniones debido a los estudios, las quejas por las diversas tareas, los ligues y demás problemas que enfrentábamos a diario.

Aquí es donde se prometen que nada cambiará y que la amistad seguirá intacta. Hasta los que no se hablaban ahora están abrazados, repartiendo sus números y sumando seguidores en sus redes sociales.

Yo decidí alejarme de toda esa parafernalia y me encuentro en el patio, solo, para que nadie me fastidie con su hipocresía.

Al final, nada será lo mismo. Es obvio, y lo sé de antemano por todas las anécdotas que me hacía papá y mi abuela. Creo que, aunque siga avanzando el tiempo, hay comportamientos que nunca cambian.

Pese a todo eso, debo decir que me siento nostálgico, temeroso. El futuro me resulta incierto porque aún no me han dicho nada sobre la beca. Creo que no pasé. Además, de ahora en adelante soy oficialmente un adulto y debo tomar las riendas de mi vida por completo.

Es lo que más me asusta de toda la situación, la incertidumbre de qué voy a hacer. No hay mucho, pero por lo menos debo buscar una universidad donde pueda estudiar lo que deseo. También conseguir un mejor empleo y tratar de irme a vivir solo.

—Te voy a extrañar, León —dice Marcos mientras me abraza con fuerza.

—Deja el drama, sabes que no me han contactado. Al final tendré que ir a la Central.

Se aparta un poco y desvía la mirada. Esto me resulta sospechoso, creo que me está ocultando algo.

—León...

—¿Sí? ¿Se puede saber qué te sucede?

Niega varias veces e intenta sonreír, pero le sale una mueca.

—Están organizando una fiesta para esta noche, ¿vas a venir?

No respondo, me quedo observando su rostro en un intento de descifrar el porqué cambió de tema.

—No lo sé, hoy me toca trabajar.

—Vamos, amigo, llegarás a tiempo. Es más, te acompaño a tu casa para que te duches y de ahí nos vamos juntos.

Quiero negarme, pero es una buena oportunidad para relajarme un poco.

—Está bien —acepto y él salta emocionado—, pero esta vez no perderé los estribos como la noche aquella.

Por mi mente pasan las imágenes de cuando casi muero porque una loca me tiró de un segundo piso.

—Esperemos que no —dice riendo—. Podrías llevar a tu bella hermanastra...

—Ni loco —grito alterado—, pasé el fin de semana con el engendro y no estoy dispuesto a hacerlo otra vez.

Puede que parezca que exagero, mas no es así. El sábado pasamos el día entero juntos debido a la reunión fallida que tuvo con sus antiguos compañeros, no estuvo del todo mal porque pudimos rescatar al cachorro que dejaron abandonado.