·•❃•17. Decisiones.

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—Entiendo... ya te decidiste. —Su voz flaqueó ligeramente, (Nombre) lo percibió enseguida y fijó sus ojos en ella de forma sutil. Su repentina vulnerabilidad la desconcertó.

—Sí... lo he pensado por mucho tiempo.

—¿En serio? ¿Tú también? —Connie resopló profundamente, su cara expresó puro enredo.

—A pesar de que eres un debilucho, tienes tus principios —agregó Leonhart.

—Gracias, supongo... —dijo un poco descolocado—. Annie, la realidad es que eres bastante amable. —Tal oración agarró a la rubia con la guardia baja—. Es que parece que no quieres que nos unamos a la Legión de Reconocimiento. ¿Tienes algún motivo para incorporarte a la Policía Militar?

—A decir verdad no. Yo simplemente... quiero salvarme a mí misma.

(Nombre) retiró sus orbes de la escena justo en el momento que los policías se les aproximaron. Siendo Annie tan apática podía ser asombroso que mostrara un poquito de sensibilidad, aunque ese hecho no fue lo que la impresionó —su rubia compañera era humana al fin y al cabo—, sino que Armin haya sido la causa de ello.

Su mente se trasladó sin querer hasta los primeros meses de entrenamiento y se detuvo en un recuerdo en específico; su enfrentamiento de apertura contra Annie Leonhart.

Solo en un par de ocasiones habían coincidido en los combates cuerpo a cuerpo y entonces una tarde emergió la oportunidad de ser emparejadas finalmente. Sin embargo, en el instante que la rubia quiso escabullirse del campo como el lobo solitario que era, (Nombre) apareció por su espalda como un imponente oso pardo. Aquello le desencadenó a Annie sensaciones irregulares que trató de esfumar en cada pelea, pues le daba curiosidad si su técnica de lucha funcionaba contra las “bestias”.

Era lo único que le interesaba, porque fuera de eso ni siquiera cohabitaba con ella por voluntad propia.

(Nombre) no lo sabía.

Y tampoco tenía porqué enterarse.

·•❃•❀•❃•·

Las horas pasaron en un parpadeo. Para el momento que menos se lo esperaron, los cadetes ya se hallaban aguardando por el reclutamiento bajo la puesta del Sol. El ambiente ahí reunido podía describirse como tirante, no era de extrañar que la gente estuviera tan inquieta, pues lo que sea que escogieran iba a tener una gran influencia para el futuro.

(Nombre) admiró minuciosamente el panorama en búsqueda de una conocida cabellera dorada y otra marrón, sus objetivos se trataban de Ymir y Christa. No las encontró por ningún sitio y asumió que todavía no llegaban al lugar, luego divisó a Armin encaminándose hacia el grupo que ella conformaba en compañía de Connie y Sasha. El joven se percató de cuán sumidos en sus pensamientos se veían conforme se acercaba.

—Hola, chicos —les saludó, recibiendo dos movimientos de cabeza como respuesta, Sasha le dijo un «hola» muy bajito que apenas alcanzó a oír—. (Nombre) —llamó en un murmullo, posicionándose a su lado y apoyando la espalda en la pared—. Tengo una duda.

—Está bien, ¿de qué se trata?

Armin expulsó un pequeño suspiro.

—Me preguntaba si no hay nada que quisieras decirle a Eren... porque de ser así, yo podría hacerte el favor de transmitirle tu mensaje —ofreció, tan amable como costumbraba a ser—. Presiento que en algún momento tendremos que toparnos con él.

—Vaya, vaya... ¿así que ahora serás mi ave mensajera? —le remitió una sonrisa ladina, a lo que Arlert contestó dando un suave asentimiento y devolviéndole el gesto de un modo más amplio—. Pues ya que lo mencionas, creo que sí voy a aprovechar la oportunidad. Había pensado en escribirle una carta pero deseché la idea porque no creo que le dejen recibirla, al menos no sin revisarla primero... y no me hace gracia que el capitán enano la vaya a leer.

Demonios;; Eren Jaeger x Lectora | Shingeki no KyojinWhere stories live. Discover now