CAPITULO 1

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Observo a Alexander que está a lado mío dándome una mirada tierna, de esas que me llevan a la increíble conclusión de estar totalmente perdida por él, mientras me prepara algo de cocinar.

-en serio, ¿no te gusta el pepperoni?.-me pregunta mientras observo como saca un cuchillo para empezar a rebanar los pimientos.

- Sí en serio, me da asco.-le digo mientras veo como se ríe como si estuviera contando un chiste.

-Ay nena, en serio que eres muy rara a veces.-se acerca a darme un beso en la frente.

Sentir sus labios contra mi piel una vez más es como si me dieran una apuñalada, dentro de mí se desata un infierno y llegan todos los recuerdos con el simple gesto de su piel en la mía.

Le regalo una sonrisa para que no sospeche nada del plan que llevo haciendo desde hace 8 meses.

Mis manos tiemblan en mi regazo mientras veo como sigue cocinando.

Observó el cuchillo que está enfrente de mí, lo observo a él, cuando estoy decidida agarrarlo él voltea a verme.

-Oye, ¿ya le comentaste a Leo que venga a cenar esta semana? Su hijo puede ser un poco hiperactivo. Entiendo que sea el hijo de tu hermano, pero debería trabajar en sus modales o considerar algo para que esté más tranquilo.

-sabes qué es un niño, apenas tiene 3 años, ¿Qué niño de 3 años se queda quieto? -Me regala una sonrisa forzada mientras sirve un vaso de agua.

-si bueno como sea, tomate tus medicamentos. -me dice entregándome una píldora de color azul.

Me tomo la píldora guardándola debajo de la lengua, le doy una sonrisa y me levanto del asiento.

- ¿A dónde vas con tanta prisa? -me dice agarrando mi muñeca con demasiada fuerza que estoy segura de que dejará marca.

–voy al baño, algo me hizo daño.-intentó transmitirle paz a través de mi sonrisa.

-bueno ve, pero no tardes porque la comida ya está casi lista.

Me retiro de la cocina para caminar con prisa hacia el baño. Ya adentro saco la píldora que anteriormente había dejado debajo de mi lengua, cuando la tengo entre mis dedos, la tiro en el inodoro, y con un gesto de asco por la acción llevo mis manos a mi cara, es repulsiva está sensación que tengo, mis ojos se ponen cristalinos al momento de recordar cómo fue que nos conocimos, como fue que inició toda esta pesadilla y como de la noche a la mañana mi vida cambio.

Intentó sostenerme recargando mi espalda contra la pared, mi respiración era de lo más acelerada, recuerdo estar intentando regularla con aquellos trucos vagos de internet, sin embargo nada funcionaba, lo que empezó en un ataque de pánico menor se convirtió en uno de los más grande que he tenido, sentía como el baño lentamente se hacía chiquito mientras en mi mente las palabras estallaban y se repetían una y otra vez, era sofocante estar encerrada, con las manos completamente sudadas, llene mi cara de agua fría del lavamanos y por unos cuántos minutos regrese al mundo y a la realidad que estaba viviendo, en aquellos cinco minutos de lucidez en los que todo había quedado detrás, observe el baño y de la nada encontré algo brilloso atrás del inodoro, me acerque con cautela para ver qué era y cuando estaba enfrente de esa pieza tan brillante me di cuenta de que era un pedazo de vidrio, pero a lado encontré lo que tanto he estado buscando, el collar de mi abuela.

Cuando tenía 10 años antes de que mi abuela falleciera de cáncer ella me entregó un collar de forma de corazón de color morado, sigo recordando el frío de sus manos ese día, su olor llegó por unos momentos a mí, quería encerrarme en ese recuerdo para siempre, pero regrese y me percate de que era su collar favorito porque su padre se lo dio un día antes de casarse con mi abuelo.

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