Conferencia y encuentro con la libertad

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– ¡Sí! Estudio Artes plásticas, aunque bueno, realmente lo mío es esculpir. – siguió la plática caminando a su lado.

– Qué bien, es un honor, no? – intentaba seguir la plática, su lobo le exigía que indagara. El más bajo sonrió amplio y asintió feliz. Su lobo agacho las orejas enternecido.

– Claro que sí, siempre quise estudiar esto. Pensé que eras de alguna carrera de artes, pero cuando ví tu traje me confundí. – admitió, volteo discretamente hacia atrás y regreso la mirada.

– Oh, no. Soy de Ciencias políticas. – confesó algo triste. – No hagas esa cara! No corras, por favor. – pidió en tono bromista.

– Para nada. – rió por el comentario. – Solamente es extraño, no veo a muchos futuros políticos por aquí. – se arregló su cabello de forma distraída, el aire lo desacomodo cuando corrió detrás del rubio.

– Puedes tomarme una foto y reportarme a la dirección. Ya sabes, Estudiante de Ciencias Políticas es descubierto fuera de su habitad natural, se cree que husmea en la facultad de artes. Por favor, tengan cuidado. – bromeó en tono divertido para después escuchar la carcajada del Omega que se sonrojo al reír fuerte. Su lobo movió la cola emocionado y complacido de hacer feliz al Asiático.

– No sabía que los políticos eran tan graciosos, dí algún chiste en alguna rodada de prensa y te aseguro que tendrás muchos votos. – siguió la broma. – No te reportaría, seguro tienes una excusa y yo perdería. –

– Amor al arte no suena como una excusa muy convincente. – confesó con gesto agradable.

– Vaya, eres artista... ¿Qué te gusta? – preguntó como si nada.

– Pinto. Cuando escucho que tendrán una conferencia o exposición siempre vengo, no te había visto. – comentó.

– Me acabo de mudar hace un año, hice la mitad de mi carrera en Japón, pero mis padres estaban arreglando los papeles para cambiar de país, cuando todo se completó pues toda mi familia se mudó. – era agradable hablar con él, como si todo fluyera.

–¿La mitad? ¿Ya acabas? – miro al chico, lucía muy joven.

– Sí, tengo 21 años y medio, solamente me falta un año y a ti? – sonrió dulcemente y se relajó.

– Año y medio. Acabo de cumplir 21 hace poco. – contó, al parecer el chico era mayor a él, aunque por unos cuantos meses suponía.

– Oh, pues. Feliz cumpleaños atrasado. – rió ligero y aquel sonido comenzaba a agradarle demasiado a sus oídos, sonrió al ver al Omega tan cómodo con él, así que no evitó preguntar.

– ¿Tienes tiempo? Podríamos ir por un café si gustas, te invito. – propuso.

– ¡Claro! Tengo toda la tarde libre de hecho, hoy tengo día de descanso. – compartió.

– ¿En qué trabajas? Si se puede saber. – preguntó caminando hacia una cafetería cercana.

– Mis padres tienen una pastelería, mi hermana pequeña y yo les ayudamos. ¿Tú trabajas...? – devolvió la pregunta con mirada interrogante no solamente por aquello.

– Perdón, no me presenté. Oye no. Espera. Tu sabes mi nombre, yo el tuyo no! – rió por la confusión.

– Eiji Okumura, un gusto Aslan... – extendió su mano deteniéndose.

– Aslan Golzine, el gusto es mío. – tomo la mano, era más pequeña que la suya, delicada y suave. La mano de un Omega. Sonrió. – Y sí, trabajo, se podría decir... Mi padre y mi hermano trabajan en el gobierno, yo les ayudo y de paso me preparo para mí próximo empleo. – explicó.

– Ohh... Entonces es de familia. – habían llegado a la cafetería, el Omega acepto con un sonrojo como el rubio le ayudo con la silla.

– Sí, es de familia. ¿Qué gustas de postre y bebida? – preguntó tratando de evitar la conversación.

– Un pastel mármol y un frapuccino estarían muy bien. – respondió. Llamó a un mesero e hizo su encargo, devolviendo la mirada al nipón. – Gracias... Y bueno, te gusta? –

–¿Qué? – no entendía a qué se refería.

– La carrera que estudias, entiendo que es de familia, pero eso no significa que te guste. – miro atentamente a su rostro y eso lo sorprendió, nadie le preguntaba aquello, lo daban por hecho.

– Ammm... Supongo. Lo tengo que hacer. – dijo nervioso.

– No te gusta... Se nota en tu cara, lo lamento. También por preguntar. – bajo la mirada apenado.

– Está bien. – aún no salía de la impresión.

– No me gusta meterme en vidas ajenas, pero... Sino te gusta no deberías hacerlo por presión. Dijiste que eres pintor, si eso te hace feliz deberías arriesgate y hacerlo. La vida nunca nos asegura nada, yo sé que siempre dicen que "morirás de hambre", pero no es así. Ninguna carrera o título te asegura estabilidad económica y felicidad, si haces lo que gusta ya tienes la segunda, así que sólo te queda para llenar la primera. – comentó con una sonrisa pequeña. – Perdón si me entro- –

– Gracias, Eiji. Eres muy bueno para las palabras. – respondió sonriendo.

– De nada... – casi susurro tímido.

Esa tarde dos chicos universitarios la pasaron juntos, Hablaron un poco más de sus vidas y rieron un poco por bromas de alguna parte

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Esa tarde dos chicos universitarios la pasaron juntos, Hablaron un poco más de sus vidas y rieron un poco por bromas de alguna parte.

Fluían bastante bien.

Ninguno de los dos confesó aquel sentimiento de familiaridad y comodidad en sus pechos, ese interés de saber más y compartir todo lo que se les ocurría.

Mucho menos hablaron de como sus lobos estaban tan felices y reaccionaban tan bien a la presencia ajena.
Incluso al Alfa se le olvidó decir que tenía un Omega y novio desde hace más de 4 años. Ni siquiera pensó en él al estar con el japonés.

Ese momento no era para mencionar la electricidad en sus manos al saludarse o el escalofrío al chocar sus manos cuando intentaron tomar una servilleta al mismo tiempo y solamente rieron.

Era muy pronto para confesar todo aquello que la nueva presencia les género en lo más profundo.

Al parecer la Luna escucha atentamente a todos sus hijos.

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𝙐𝙣𝙙𝙚𝙧 𝙋𝙧𝙚𝙨𝙨𝙪𝙧𝙚 - 𝐀𝐬𝐡𝐄𝐢𝐣𝐢 ~ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇWhere stories live. Discover now