Príncipe De La Naturaleza-XianCheng

Capítulo 9: Aclaración Sorpresiva.

Habían llegado al reino de Yunmeng, siendo recibidos por el pueblo que alegres por ver a su príncipe, llenaban el lugar con bullicio, sonrisas, regalos y palabras de alegría por tenerlo de vuelta.

Wei WuXian pasaba desapercibido gracias a una capa púrpura que se le fue dada para ocultar sus ropas reales de Yiling.

Y una vez llegaron al castillo, éste se la quitó, encontrandose primero a la emperatriz YanLi, quien al ver a su hermanito se levantó rápidamente de dónde descansaba, corriendo rápidamente hacia el Jiang menor.

–¡A-Cheng!–

Abrazó con fuerza al menor, quien se aferró a su hermana mayor.

–¡A-Li!–

Abrazados por largos minutos, levantó su mirada notando a su cuñado, con un bebé en brazo.

–Jiejie, ¿Es tú hijo?–

Dijo mirando con adoración al bebé envuelto en las mantas de color dorado con lotos púrpuras bordados.

–Así es, se llama Jin Ling–

A separaron del abrazo, dejando al príncipe conocer al pequeño que descansaba en brazos de Jin ZiXuan.

–Que alegría verte de nuevo mocoso–

Dijo con una sonrisa sincera el ahora emperador, haciendo sonreír de igual forma a Jiang Cheng.

–Lo mismo digo, pavo real–

Soltando una leve risa, tomó en brazos al pequeño, mirando su bella carita que le miraba con curiosidad.

–Es tan hermoso como mi Jiejie, menos mal–

–Oye–

El Jin frunció el ceño, abriendo a paso a ligeras risas en la habitación.

Wei WuXian sólo miraba expectante, sintiendo repentinamente la mirada de los dos emperadores en él que le veían desconfiados.

Rápidamente una mujer entró a la habitación, mirando a su hijo menor dando de vuelta a su pequeño nieto al emperador Jin.

La emperatriz madre rápidamente abrazó al jóven con fuerza.

–¡Hijo!–

Sintiendo las lágrimas acumularse, dando un beso en la frente del príncipe.

–¡Madre!–

Correspondiendo con fuerza el abrazo, sintiendo la calidez dada dejó escapar un suspiro de alivio, los extrañaba.

Rápidamente esa vista amorosa de la emperatriz madre pasó a ser una mirada llena de furia hacia el Wei que portaba las ropas reales de Yiling, pero al ver el rostro del chico que las portaba, su mirada fría llena de odio pasó a ser ojos sorprendidos y que reflejaban nostalgia.

–Él es...–

El gran emperador asintió.

–El hijo de CangSe SanRen y Wei ChangZe–

Los monarcas jóvenes y el príncipe miraron con curiosidad.

–Tus padres, eran nuestros más grandes amigos–

Confesó la emperatriz mientras soltaba de su abrazo a su pequeño, dejando sorprendido al rey.

–¿Amigos?–

Los dos ex monarcas asintieron.

–Cuando dijeron que el rey del reino demoniaco había secuestrado a nuestro hijo, creímos que era alguno de esos ancianos egoístas que había logrado vivir, culpables del destierro y muerte de nuestros amigos, pues fuiste identificado por las ropas reales del reino demoniaco más no dijeron que era alguien joven quien las portaba, por eso irrumpimos con todas las ganas de asesinar al rey–