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Beomgyu sintió sus ojos cristalizarse, recordar aquella situación por la qué pasó no lo ayudaba en nada, había estado yendo con un especialista durante 5 años pero no había mejorado mucho, incluso llegaba a pensar que la terapia no le había servido y solamente era una perdida de dinero. ¿Como sentirte si viste muerto al chico que te gustaba? Era algo que Beomgyu quería olvidar, no soportaba tener aquella imagen en su cabeza, pero había tenido que acostumbrarse a vivir con eso.
—Se supone que lo hiciste para no hacerme daño.. que estupido eras Choi Soobin, me dejaste peor— Murmuró aquel chico solitario mientras se levantaba de su cama para comenzar a arreglarse.
Durante esos años, el pelinegro había cambiado completamente, más por aquella carta "Demuéstrales a todos esa linda sonrisa que me dio felicidad por tanto tiempo"odiaba sonreír porque le recordaba a Soobin, odiaba acordarse de el, le dolía y prefería mantener eso en el pasado, pero cada vez era más imposible de olvidar, incluso terminó abandonando la escuela para conseguir un trabajo en una cafetería, su vida y sueños realmente estaban acabados desde lo sucedido, Choi Soobin le había arruinado la vida, el pelinegro siempre tuvo eso en mente para no tener que recordar a Soobin como algo lindo, siempre trataba de recordarlo como una escoria cobarde que lo abandonó en el peor momento. Beomgyu se alejó de su propia familia por lo que con el tiempo fue acostumbrándose a estar solo, en cualquier lugar y hora, su vida era aburrida, despertar, trabajar, dormir, no había nada que lo hiciera sentir vivo, el lloraba todas las noches por el sentimiento de culpa el cual siempre estaba presente, quería dormir y nunca mas despertar, ir con soobin para poder reclamarle por dejarlo solo en un mundo tan cruel como ese y por haberlo dejado tan mal mentalmente.
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—¿Por qué no puedes hacerlo mejor? ¿Quieres que te despida? Eres inútil, ni siquiera puedes cambiar la cara por más que te lo pida.
Era el cuarto regaño de la semana, el jefe odiaba a Beomgyu, eso estaba claro, cada siempre trataba de humillarlo frente a los demás trabajadores e incluso algunas veces frente a los clientes, el pelinegro no podía quejarse, era el único trabajo que le pagaba bien y llegaba a comprender a su jefe, lidiar con el podía ser molesto, se odiaba así mismo por no poder hacer algo para cambiar aquello. Por suerte no lo habían despedido aún, trataba de esforzarse los demás días para no recibir más regaños y así permanecer en aquel trabajo, sabía que sería complicado si lo echaban por lo que daba lo mejor de sí mismo aunque se estuviera muriendo por dentro.
Después de aquella humillación, se dirigió a la caja para continuar con los pedidos de la gente, solía tener esa expresión de siempre, por lo que los clientes no lo querían mucho, mencionaban que era algo grosero y daba miedo, beomgyu no podía cambiar eso por más que quisiera, sonreír y ser agradable ya no era su fuerte, así que prefería permanecer serio por más que los clientes lo miraran mal o le hicieran preguntas irrespetuosas. Su trabajo era así de insoportable y aburrido, recibía pedidos en la caja y de vez en cuando trabajaba como mesero.
—¿Anotaste el pedido de la mesa 4?— Le preguntó uno de sus compañeros mientras recargaba su brazo en la barra, aquel chico siempre trataba de sacarle plática al verlo de esa manera, pero no lograba tener éxito.
—Si.
—Aquel chico vino a buscarte de nuevo, dijo que esperaría hasta que termines y se quedó en una de las mesas.
—Que mal.— Murmuró el pelinegro mientras tomaba pedidos de los clientes en la caja, se sentía abrumado por la presencia de aquel chico que lo iba a buscar para "hablar" llevaba así por varios días y siempre lograba evitarlo, pero no estaba seguro de poder seguir así por más tiempo.
Decidió que sería momento de ponerle un alto por lo que esperó pacientemente a que su turno en el trabajo terminara para poder hablar con aquel chico que lo seguía a todas partes.
—¿Que quieres ahora?— Reclamó el menor acercándose a la mesa, en está estaba sentado aquel chico castaño alto el cual leía un periódico y se hacía ver misterioso.
—¡Gyu! Por fin te dejas ver, ¿ya dejarás de evitarme cada que vengo a visitarte?
—Porfavor deja de seguirme, Kai.
Beomgyu no podía evitar sentirse incómodo, sabía que la razón de porqué Kai lo seguía era por el caso de Soobin, se la pasaba haciéndole preguntas muy fuera de lugar y aparte de incómodo también llegaba a ser molesto. Solamente Beomgyu sabía el porque Soobin se había suicidado, debido a eso había sido perseguido por la familia Choi durante los primeros tres años, se sentía decepcionado por no poder vivir tranquilamente y era cuando aveces odiaba a Soobin por arruinarle la vida de esa manera.