La galeria

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Bien, oficialmente el departamento es agradable. Pensó Sakura.

–  Es lindo – dijo sin en cambio.

–  ¿Así que no te gusta?

–  No es eso… es demasiado… cuadrado, nada acogedor. Un departamento de hombre.

–  Solo vengo aquí a dormir cuando estoy en Francia. Supongo que jamás me había percatado de lo “cuadrado” que era. – fue a la cocina y sacó uvas frescas – voy a matar a ese hotel de… - Sakura le miró con cara de advertencia – ese estupido hotel ¡Solo a ellos se les ocurre cancelar una noche antes de este viaje! ¿¡Están locos!?

–  Tranquilo. Es una suerte que tengas un departamento en Francia.

–  Lo último que quería era tener que trabajar mientras estoy en vacaciones. Y ese departamento esta más retirado de la exposición.

–  Solo por veinte minutos

–  Será mejor que te vistas. Es tu gran noche.

–  Agh… estoy tan nerviosa, no creo poder hacerlo Dan.

–  Todas tus pinturas están listas para ser exhibidas. Las hemos enviado desde hace una semana. Andy a hecho los detalles finales y Rebeca a invitado a personas importantes del arte…

–  Agh, Dan… no ayudas, gracias a ti solo provocaste que me sintiera más nerviosa.

–  Estarás bien…

–  Sí, sí… ya me lo han repetido con 385 veces el día de hoy

–  373, pero es porque es verdad – le dio una palmada en el trasero empujándola a la habitación y tras ella cerrando las puertas de madera con tallado en los extremos superiores.

Había varias personas importantes contemplando las pinturas de Sakura, algunas de ellas les impresionaban, otras les provocaba aunque sea un sentimiento. Pero la mayoría de las personas se detenían más en dos de las pinturas. La primera era del cielo. Media 2x4 metros era impresionante. Porque aunque era de noche. Cuando veías esa pintura jurabas que apenas se estaba atardeciendo, con esos matices de rojo a anaranjado, y las nubes esponjosas que no eran regulares y creaba el cielo perfecto. Parecía que veías hacia una gran ventana. Y el decorado estaba para tal. El marco era de madera negra y había una mesa con un florero lleno de tulipanes.

Sencillo y simple.

Hacía que no quisieras apartar la vista de esa pintura.

Dan vio mientras Sakura la hacía.

Había llegado una tarde a la casa de Sebastian y después de entrar y observar a Sakura tan concentrada, con el ceño fruncido y la lengua de fuera, colocando trazos largos y luego pequeños y delicados. Dan miró hacia el cielo de la ventana, y no había visto el parecido. Cuando por fin había terminado una parte del cuadro y se había dado cuenta de la presencia de Dan, comenzó a quitarse el delantal tranquilamente.

–  Hola ¿Desde hace cuanto tiempo estas aquí?

–  Hace algo… - Dan se acercó le dio un beso en la frente y observó el cuadro. - ¿Cuando has visto un cielo así?

–  Nunca – dijo mientras se ponía a su altura y también lo observaba – hoy me levanté teniendo esa imagen en mi cabeza. Me sentía bien al recordarla. Pero pareciese como si en esta parte – señaló con se dedo la parte inferior izquierda – una gran mancha roja… y desde aquí – señaló en el centro hasta la esquina – hasta aquí, un trazo grueso amarillo. Arruinando el cuadro perfecto.

Dan miró a su alrededor. Ahora todos estaban viendo la segunda pieza que a todos les encantaba. Aunque a Dan no le parecía tan buena. No por que estuviera mal elaborada, sino porque le parecía algo sádica y ordinaria.

Amor odio o paranoiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora