Capítulo 1.

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Y aquí estoy, tirada en mi cama, mirando al techo de color blanco, al igual que las paredes, con ramas que se extienden por toda la habitación pintadas de negro. Mi cuarto no tiene muchos muebles, solo un ropero pequeño, un espejo cerca de las ventanas y unas repisas para mis libros. Estoy increíblemente aburrida, tanto que comenzaré a reirme solo por hacer algo.

-Camila -escucho en la puerta, me llama mi hermano, Joseph, con una voz grave y fría como siempre, de cabello negro y largo hasta la barbilla y le cae un poco en los ojos, los cuales son de un azul profundo e inexpresivos en una piel pálida. Él, mi hermano gemelo -¿Quieres comer? -me pregunta -Mamá y papá salieron.

-¿A dónde fueron?

-no sé, pero vendrán en la noche.

-claro. Oye, ¿me traes la comida?

-¿por qué no vienes tu?

-no quiero moverme.

Suspira.

-ven aquí -dice en un susurro mientras se acerca a mi y mete el brazo derecho bajo mi rodillas y con el brazo izquierdo me levanta la espalda lentamente. Apoyo mi cabeza en su hombro, salimos de mi cuarto y bajamos la escaleras para después cruzar a la derecha hacia la sala. Unos minutos más en sus brazos y me hubiera dormido en la suave camisa de Joseph.

Me deja acostada en el sofá y se va a la cocina.

Luego de una hora dormida en el sofá me despierto. Oigo ruido en la cocina y me levanto para ver qué estará haciendo Joseph. Cuando entro veo una olla llena de arroz, un bol con colas de camarones, otro con tiras de aguacate, otro con queso crema y otro con ajonjolí. Oh, mi hermano cocina tan delicioso...

-Joseph... ¿sushi? -no dice nada. Abre un gabinete de la cocina y saca un paquete de algas y se ríe de lado pero esa pequeña sonrisa se le borra en un segundo. Esos momentos en que sonríe aunque sea un poco son especiales.

-Prepara la mesa de la sala, terminaré pronto -y yo obedezco.

Joseph llega a la sala al cabo de 10 minutos con un plato de sushi en cada mano y los pone en la mesa. Se me hace agua la boca.

-prueba -me dice mientras toma un rollito de sushi con unos palillos y me lo da a probar. Qué delicia.

-está delicioso -me acerco a Joseph, le planto un beso en la mejilla y le susurro al oído -feliz cumpleaños, Joseph.

-feliz cumpleaños, Camila -me responde, pero ni siquiera me mira. Ni sonríe.

BrothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora