『Pedidos CERRADOS』
En todas las historias debe haber un poco de drama para que al final seas recompensada en los brazos de tus chicos favoritos.
||Esta es una historia original de WATTPAD, si la ves en otra plataforma es plagio o podría ser virus.
C...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Situación.-
El reino de tu padre, y próximamente el tuyo, nunca fue completamente aceptado por uno de los reinos vecinos: Baekje. Sin embargo, la invasión fue un acto de traición completamente inesperado puesto que los reinos habían firmado una serie de tratados donde prometían mantener la paz entre ellos y así asegurar la paz de sus habitantes.
Por ello, ver cómo entraban soldados desconocidos por la fuerza, separándote de tu padre y llevándote a Baekje, causó un miedo racional ante cualquier persona nueva que veías. El heredero al trono de Baekje te aclamó inmediatamente como su esclava personal.
"Quiero darme un baño, prepara el agua", "no me gustó esta ropa, cámbiala", "ve a dejar este mensaje a la tienda de licor, no me importa que acabes de llegar de la tienda a lado", "esta infusión no me gusta, preparala nuevamente desde el inicio".
Estabas harta de lo que te mandaba a hacer día tras día, nunca dejándote tranquila. Habías pasado de ser una princesa erudita y con modales, a simplemente servirle a un hombre que solo quería hacerte la vida imposible. En realidad, el heredero creía que de esa manera llamaría tu atención, que le encararías y te podría silenciar con un beso, o eso le contó su madre que había leído en un libro. Te preguntó por qué no hacías nada:
—La vida de mi padre está en riesgo, no voy a faltarte al respeto si eso significa que lo pueden asesinar para castigarme.
SeokJin.-
Estuvo pensando cerca de un mes lo mucho que se había equivocado. Su plan era pedir un matrimonio de alianza para que ambos reinos convivieran en paz, pero su padre se adelantó con esa invasión de la que nadie sabía. Ese mismo mes, te trató como una servidora más, pidiéndote cosas de vez en cuando, pasándo de ti, aunque aun había veces en que lo atrapabas mirándote.
—Quiero que me acompañes —te dijo un día, a posteriori de que le sirvieras una taza de té—. Quiero ir a caminar.
—Como ordene, principe Kim.
Te dedicó una sonrisa pequeña. Tu corazón latió con fuerza puesto que nunca antes lo habías visto hacer esa expresión. Hiciste una reverencia rápida y te restirarte, llamando al conductor de la carreta que les llevaría; una vez los caballos estuvieron preparados y los guardias que les acompañarían fueron elegidos regresaste para avisar a SeokJin.
Ayudaste a terminar de arreglarlo, siempre bajo su intensa mirada, mentalmente te preguntaste si regresarían al inicio de la relación donde te hacía la vida imposible, ya te había dejado descansar un mes. Un mes donde te sentiste un poco desganada al verlo distante.
