ボクい 𝘴𝘩𝘦.

68. "impossible."

Richie estaba tirado en su cama con las manos en la cabeza, sus padres acaban de salir de su habitación dando un portazo. Un mes. Tenía un mes más antes de irse.

Podría parecer mucho, pero no lo era. No para Richie. ¿Cómo iba a ser capaz de ver a Eddie durante sólo un mes más y luego dejar de estar juntos de un día para otro? Era imposible. Le parecía imposible.

No es justo, repetía en su cabeza una y otra vez, ¿por qué todo tiene que ser tan injusto?

Su móvil sonó, pero no lo tenía en la habitación, sus padres se lo habían llevado y le habían quitado la tarjeta sim, formateado el dispositivo y habían decidido no dejarle usarlo. Richie bufó estresado, no sabía qué hacer ni cómo afrontar lo que iba a pasar. Tenía un mes para hacerse a la idea, pero eso no significa que le fuera a doler menos. Sentía un nudo en su pecho, en su cuello, o en su estómago; no sabía muy bien dónde, que estaba cien por cien seguro de que no iba a desaparecer nunca.

Sí, Richie no había sido la mejor persona con Eddie, y viceversa, pero se querían. Y últimamente estaba yendo todo perfectamente bien. Sabía que había algo mal en eso, que pasaría algo. Pero él estaba concienciado de que probablemente sería su culpa o la del castaño -o la de ambos-, no de personas externas.

Se levantó de la cama y se sentó en el suelo, con las manos enredadas en su pelo y queriendo gritar. La impotencia era insoportable. Le dolía, y le dolía mucho. Intentaba encontrar la respuesta de qué debía hacer, pero nada le parecía una buena idea.

La mejor idea que tenía era coger sus cosas, sus ahorros e irse, pero aún faltaban cuatro meses para su cumpleaños, y por ahora era menor de edad. Podría esperar, pero sólo tenía un mes más para hacerlo, no cuatro.

Con Eddie se sentía libre. Sentía que respiraba, que estaba vivo. Y no podía imaginarse cómo sería volver a sentirse vacío como antes, lo único que le hace sentir que no perdía el tiempo siendo la marihuana. Eddie era lo más importante que tenía, y no es que fuera dependencia o algo así, es que realmente se sentía como si el chico con falda fuera su hogar.

No podía. No podía irse, era imposible.