No hubo respuesta.

Pero estoy segura de que Claude entendió lo que estaba diciendo.

Como Claude siempre fue inteligente, esta vez no será diferente.

Sus ojos azules ahora estaban quietos, como si pensara profundamente.

Después de mirar sus ojos azules por un momento, inclinó la cabeza de manera educada.

—Marqués Spencer, la cena está lista. Te llevaré al comedor

Su elegante cabello rubio rizado brillaba frente a los ojos de Claude.

Claude, que miró fijamente el centelleo, torció los labios después de un momento de silencio.

Era una sonrisa feroz que contenía todo tipo de emociones.

—Sia, si te atreves a decir eso

Ante las palabras completamente inesperadas, levantó la mirada.

Claude la miró fijamente.

—Haré un lugar para que te quedes

—... ¿Marqués?

Sierra dudó en llamarlo por su nombre, pero Claude no respondió más.

En cambio, se acercó.

En la perfecta postura de escolta hacia una noble dama, se quedó momentáneamente sin habla.

—Vamos, princesa Elberg

—... Claude

—Siempre has sido mi señora

Su mirada estaba complicada.

Era como si hubiera vuelto en ese momento, cuando era emperador, cuando dijo que la amaba, sabia que esto no seria fácil...

***

Los dos, que habían estado discutiendo durante un tiempo, llegaron al comedor un poco tarde.

Claude no estaba dispuesto a ceder ante la escolta y ella no tenía intención de romper la línea con él, por lo que no tenía otra opción.

Al final, los dos tuvieron un compromiso al caminar uno al lado del otro.

Gruñó un poco.

—¿Tienes que hacer esto?

—¿Qué tal si doy un paso atrás, princesa?

—Ya he abandonado el nombre de Elberg

—Pero a mis ojos todavía eres una princesa, y siempre serás mi dama

Claude respondió con la cabeza inclinada oblicuamente.

Al ver el comedor a lo lejos, reflexivamente dio un paso atrás.

El invitadoe se para al frente y el empleado da un paso atrás.

Fue natural.

Pero Claude no parecía pensar eso.

Frunciendo el ceño, la miró.

—¿Qué es esto?

—El marqués es un invitado de la mansión Loen. Soy la custodia de la mansión, por lo que es correcto que camines adelante

—Obviamente, te dije que la princesa es mi dama

—Deja de llamarme princesa

Con su voz fría, disparó.

Ante esas palabras, una sonrisa miserable se deslizó por los labios rojos de Claude.

—Parece que tienes algo que te molesta. A no ser que...

Escapare de mi final tragicoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant