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Tarde aproximadamente un año en volver a caminar, mi voz no fue lo único dañado en ese accidente, los tres años en coma solo sirvieron para estropear mis músculos y durante todo ese lapso me negué a asistir a las clases de lenguaje de señas, muy dentro de mi sabía que, si accedía a tomarlas, era como aceptar que jamás volviese a hablar.

Cada noche rezaba por el bienestar de mis hermanos y durante el día me esforzaba en recuperar un poco de la normalidad de mi vida, tenía muy en claro mi objetivo, y usaría hasta mi último aliento con tal de tener nuevamente a Khaotung y a Ciize a mi lado, donde deberían estar.

Y fue exactamente cuándo cumplí 15 años que recibí el mejor regalo de toda mi existencia, mi doctor de cabecera, quien se hizo responsable de mi desde que desperté, me preparo una pequeña fiesta de cumpleaños en mi habitación y me pidió que cerrara los ojos, yo no quería hacerlo, pero me prometió que valía la pena así que lo hice y cuando los abrí tenía frente a mí a mis hermanos.

Recuerdo haber llorado mucho y ellos también, nos quedamos abrazados durante horas, estaba muy agradecido con el doctor, nunca imaginé que fuera a darme un detalle tan especial, y fue por agradecimiento hacia él, sobre todo porque Khaotung y Ciize me lo pidieron, comencé a practicar el lenguaje de señas.

Cada viernes por la tarde, Khaotung, Ciize y yo nos dedicábamos a practicar las palabras con nuestras manos, a veces mi doctor se unía a nosotros, lo cual solo nos causaba gracia porque por más que lo intentara no podía aprenderse ni las vocales, por lo que a veces solo se limitaba a observarnos en silencio.

Fue al año siguiente cuando fue dado de alta del hospital, dada mi situación especial, un juez dio la orden para que fuera emancipado y con el dinero del seguro de vida de mis padres pude comprar una casa modesta en la cual esperaba vivir pronto con mis hermanos, sin embargo, la vida me tenía preparado otro golpe de mala suerte.

Yo sabía que Khaotung y Ciize habían sido dados en adopción a diferentes familias y también tenía entendido que sus padres adoptivos los querían como hijos propios, pero eso no cambiaba el hecho de que eran mis parientes de sangre, por lo que fui con un abogado para que me ayudara a recuperar sus custodias, mis hermanos estaban de acuerdo, amaban a sus nuevos familiares, pero querían estar conmigo.

Cuando estuve a punto de ganar el caso, la familia que adopto a Ciize se fue de la ciudad sin aviso, yo acudí a la policía para levantar una acta de secuestro, pero me dijeron que como ellos eran sus tutores legales, en ese momento, no se podía hacer nada al respecto, ese fue el primer suceso en mi racha de la mala suerte.

Mi abogado fue muy claro conmigo cuando me dijo que buscara un empleo, que si quería que me otorgaran la custodia de Khaotung tenía que demostrar que podía mantenerlo, fácil de decirlo que hacerlo, porque nadie quería contratar a un joven con dificultades físicas e incapaz de hablar, era pura discriminación y no me sentía tan fuerte para luchar contra ella.

Así pasaron varios veces hasta que ya no podía más, quería a maldecir a la vida por las pruebas tan duras que me dio, pero como podrás imaginar me era imposible, así que enojado, me puse a escribir como un loco durante horas y al terminar me sentía mejor, libre del peso de mis hombros y dispuesto a no darme por vencido.

Fue entonces que Khaotung descubrió uno de mis escritos, me dijo que eran muy buenos y que debía publicarlos, yo estaba recio a hacerlo, no quería ilusionarme para que después me cortaran las alas, dije que no y no volvimos a tocar el tema, yo continuaba redactando de vez en cuando mini historias que se me ocurrían en los momentos en que creía que todo se me vendría abajo.

Y fue entonces que paso un milagro, un día en el que Khaotung estaba de visita en mi casa, alguien llamo a la puerta y él corrió a abrirla, digamos que ese encuentro marco mi vida nuevamente, porque fue cuando me presentaron a P Puimek, la mujer que ya conoces, quien se iba a convertir en mi mejor amiga y mi editora personal, que estaba verdaderamente interesada en publicar un libro mío.

El Arte de las PalabrasWhere stories live. Discover now