UNPEQUEÑOPUEBLO donde nunca pasa nada importante, no hay nada importante, y no es un lugar que sea visitado a menudo
Desgraciadamente, mellizas Mayfield tenían que mudarse ahí, de la gran ciudad de California a un insignificante pueblito
La emoción carcomía a Mary por dentro, al igual que el pánico y el miedo
No podía ser tan malo, no lo sería
Amaba California, claro que sí, todo era tan bonito y cálido, pero era una pena que las personas no fueran igual
Las personas eran una mierda, de lo único que se ocupan era en hacer sentir mal, no solo a Mary, a Max igual
Sin embargo, Mary no veía el por qué, ellas no hacían nada malo
Claro, son los 80, si no cumples con los estándares de la sociedad, te hunden bajo tierra, así funcionaba
Pero se irían de ahí, eso era un punto bueno. No es como si tuviera a alguien importante en California que no quisiera dejar atrás
No es como si a alguien de verdad le importara, las personas solían ignorar constantemente a las mellizas, habían tantas razones, Mary ni siquiera podía contarlas con sus manos. Podría ser por su extravagante cabello rojo, pero era ridículo, tal vez porque a las personas les aterraba Billy y creían que sus hermanas pequeñas eran igual, o tal vez por los extraños colores que tenía Mary en sus ojos.
No, ella amaba sus ojos.
De todos modos, tenía a Max, ella era lo único que tenía
—¿Estás lista? —pregunta su hermana adentrándose en la habitación, al ver lo que estaba haciendo se acercó y se puso a su lado— No te preocupes, vamos a empezar de nuevo
Ella asintió levemente pasando un mechón de pelo detrás de su oreja
—Que te importe una mierda lo que piensen de ti allá, ¿ok?
Mary sonrió un poco y volvió a asentir
—Me importa una mierda
—Además, tú sabes que eres jodidamente hermosa, y si alguien te dice lo contrario, dales una patada donde por donde no les llega el sol, sabes hacer eso
—Eres la mejor— Mary se arrepintió en el momento que lo dijo, sabía perfectamente que el ego de Max solo crecería más
—Lo sé— responde Max con arrogancia, ella era genial y lo sabía
-—Más orgullosa te mueres
—Jódete, Mary
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