Capítulo 2

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¡HOLA A TODOS! 

Me alegra que estén acá, eso significa que se tomaron el trabajo de leer el primer capítulo, ¡no saben lo feliz que me hacen!

Como siempre, muchísimas gracias a mi genial beta NatalieNightray1997 por todo su trabajo.

Nota: esta historia transcurre en el año 2016.

Como cualquier pagano impío, Kuroo suele juzgar los lugares de culto basándose en la calidad artística de los retratos del santo, la seguridad de sus cajas de donaciones y la comodidad de sus bancos

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Como cualquier pagano impío, Kuroo suele juzgar los lugares de culto basándose en la calidad artística de los retratos del santo, la seguridad de sus cajas de donaciones y la comodidad de sus bancos. Así que no hay nada de sorprendente en el hecho de que la iglesia católica a orillas del río de basura Ciliwung, con sus paredes lúgubres, bancos terribles y su lema «Ni para mí, ni para la gente» obtenga una sólida C y un escupitajo.

Aunque, si él escupiese en ese santuario de la fe, el obispo escupiría sobre sus restos cremados.

Luego de dormir en posición fetal sobre la madera dura, logra sentir dolor en cada hueso individual de su cuerpo ¿Cuántas veces se ha dicho a sí mismo que no debe dormir en los bancos de la iglesia? Tantas veces como las que se había recordado no dormir en lugares donde Yaku pudiese despertarlo.

Resulta que, a lo largo de tres años, había olvidado más cosas de las que debería.

—Despierta, el servicio comienza en veinte —un halo de luz entrando por las estrechas vidrieras ilumina a Yaku mientras este, sin alma, patea la adolorida pierna de Kuroo. Demasiado duro para alguien con el rango de diácono de la Iglesia, perfectamente desalmado para ser un matón.

—¿Qué hora es? —gime Kuroo, tiene una sed increíble. Pone la palma de su mano sobre su nuez de Adán, tratando en vano de humedecer su garganta con saliva.

—Es hora de que levantes el culo, ensucias los bancos con tus botas, la gente se sienta ahí, ¿sabes? —y patea su rodilla para más énfasis.

Y sí, la gente suele sentarse ahí, donde tiene apoyado su rostro. Con un gemido, se incorpora en posición sentada mientras Yaku lo mira con una frialdad indescriptible—. Levántate —y sin esperar a que Kuroo se recupere, pronuncia una frase que arruinaría el día de cualquiera—: El obispo te está esperando.

 Levántate —y sin esperar a que Kuroo se recupere, pronuncia una frase que arruinaría el día de cualquiera—: El obispo te está esperando

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