24: Encuentro.

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Mariza se sentía incómoda, había escapado de la clínica con ayuda de sus padres después de hablar con el doctor.

No quería pensar en la reacción de Salvatore cuando se enterará. Luego pensó que quizás se alegraría, ella solo era un problema para él, quizás estaba celebrando que era libre. Era lo más probable, pensó destrozada.

De nada serviría torturarse pensando en eso. Tenía que ser fuerte, lo iba a superar, se dijo. Pero era más fácil decirlo que hacerlo. Había pasado por tanto, había llegado a creer que su matrimonio iba a funcionar, que serían felices juntos. Pero él le había traicionado, había creído en las mentiras de aquella niña manipuladora. Mariza la odió con toda fuerza, aquella familia solo le había causado dolor. Pero estando lejos de ellos quizás podría reconstruir su  vida poco a poco.

Estaba sola en la cama, pensó en lo diferente que hubiera sido todo si él le hubiera querido. Se encontraba sola llorando la perdida de su bebé. Se sentía tan culpable, si no se hubiera alterado de la forma en la que lo había hecho, quizás su bebé aún estuviera con vida.

Enterró el rostro entre la almohada, la cual opacaba sus sollozos.

Minutos después escucho golpes en la puerta, se obligo a calmarse.  Era su madre la cuál le avisaba que en pocos minutos la cena estaría lista.

Tenía a sus padres y agradecía todo el apoyo que estos le daban, pero no era lo mismo, no era lo mismo que él tuviera allí. Tan solo si todo hubiera sido diferente pensó nuevamente, era difícil no pensar en Salvatore.

Miro su vientre y el dolor le atravesó como un látigo caliente.

Había hecho lo mejor, después de todo aquello era lo correcto, no iba a pasar por lo mismo otra vez.

Manson y su equipo llegaron a Italia una semana después. No habían podido ir antes debido a que había estado en Oriente cumpliendo una misión, cuando Salvatore le había llamado.

Manson suspiro, porque de repente todas sus misiones tenían que ver con mujeres embarazadas, niños o familias. Tenia que volver a lo suyo, no podía permitirse dejar salir aquellos sentimientos que tan profundo había guardado durante años.

Manson era la clase de hombre que captaba la atención de las personas donde fuera que estuviera.  

Se reunió con Salvatore en la dirección dada.

Apenas llegó este, le planteó la situación. Pero, aunque tenían cierta información Italia era un lugar grande.

-No será tan fácil encontrarla- dijo Manson.

- ¿Qué quieres decir? -pregunto Salvatore.

-Que no hay forma de rastrearla, al menos que use una tarjeta de crédito, o un celular.

-Sus tarjetas y celular están en casa de sus padres-dijo Salvatore, ella no se había llevado nada. Su cartera se había quedado en casa al momento de llevarla a la clínica, lo único que habían usado era su cédula de identidad en aquel entonces.

-Eso nos quita ventaja- agrego Josh.

-Otra opción es revisar los sistemas de registro de los hoteles y hospitales si su nombre aparece allí, sabríamos en que parte del país se encuentra y mejor aún sabríamos su ubicación exacta en caso de que se este alojando en un hotel- comento Benedic.

Manson miro orgulloso aquel chico.

Salvatore asintió

-Investigaremos si tiene algún familiar o amigos cercanos, podría estar quedándose en casa de alguien.

Salvatore miró a Benedic.

- Dijiste que puedes jaquear cualquier sistema. Pondremos un anuncio en la web, quiero que aparezca en todas partes. No sería prudente utilizar el periódico, ella podría verlo. Lo último que quiero es alertarla- dijo Salvatore.

No entendía porque le había dejado así.  Solo esperaba que ella estuviera bien, aquello le atormentaba, ella estaba tan deprimida por la perdida del bebé, que le daba miedo que algo le sucediera.

Sabía que en el estado en que ella se encontraba no estaría navegando en la web y muchos menos pendiente al periódico, pero lo padres de esta, si podrían ver el anuncio en periódico.

-Es buena idea, aunque es un tanto arriesgado- medito Manson -Tendríamos que acceder a varios sistemas.

-Hagan lo que sea necesario, el costo no importa- dijo mirando a Manson.

La iba encontrar y cuando lo hiciera tendría que darle una buena explicación. Aunque lo que más deseaba era verla y saber que estaba bien.

Una semana más tarde aún no habían dado con su paradero, aunque contaba con un buen equipo ,el trabajo era extenso, ya habían revisado todos los hoteles y su nombre ni el de sus padres, había salido en la lista de huéspedes de los hoteles, habían revisado alguno hospitales y clínica pero no había rastro de ella.

Por otra parte, Salvatore la estaba pasando muy mal, parecía enfermo y se negaba a ir aún Doctor, tanto Gino como Paolo habían tratado de llevarlo al doctor, pero él se había negado. Solo está concentrado en encontrarla. Tenía que saber si estaba bien. Aquello lo estaba matando. 

Gino nunca había visto a su jefe en aquella condición, era deprimente verlo tan triste. Aunque esté trataba de aparentar lo contrario.

 Aquel día Mariza salió de casa en un taxi, su madre había insistido en acompañarla, pero ella se había negado  sus padres habían sido invitados aquel sábado a un compartir entre amigos, y ella no quería que se quedarán por su culpa, ellos no le habían dejado sola en ningún momento, merecían salir y divertirse un poco. Habían pasado 14 días exactamente desde lo sucedido, se sentía un poco mejor, había guardado reposo absoluto durante todo ese tiempo, el doctor le había advertido que en su estado debía descansar. Había pasado dos semanas desde lo sucedido. 

Se había estado quedando en una modesta casa de campo junto a sus padres. La casa pertenecía a un buen amigo de su padre, este se la había prestado.

Tarde o temprano tendría que regresar se dijo, no podía quedarse para siempre allí.

Estaba muy retirada de la ciudad, pero en el pueblo había un hospital pequeño. Aunque no era muy grande estaba bien equipado.

Salvatore se encontraba acostado, se le hacía difícil dormir, cada noche tenía pesadillas cada vez peor. Había llegado a tal grado que había dejado sus negocios de lado, lo único que tenía en mente era encontrarla.

Mariza regreso del hospital en la tarde, había tenido que esperar horas para ser atendida, se sentía cansada y acalorada.

Tenía en mente tomar una ducha, comer algo y luego descansar. Sus padres no estaban en casa aun.

Entro a la cocina por un vaso de agua, antes que nada, justo había dejado el vaso en el lava platos, cuando sintió una presencia. Se giro e inmediatamente se agarró de la meseta que estaba frente a ella. Su corazón salto. Allí está él.

La búsqueda había terminado, pensó el hombre delante de ella.


Estoy terminando de escribir el siguiente capítulo, en cuanto lo tenga lo subiré lo más pronto posible.

Boda por obligación. (4- Serie magnates apasionados)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora