8 de agosto de 1868: Planes de guerra.

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8 de agosto de 1868: Planes de guerra.

Bridget abrió los ojos, con el corazón bombeándole dentro de las costillas, enloquecido

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Bridget abrió los ojos, con el corazón bombeándole dentro de las costillas, enloquecido. Encontró a Demetrie recostado en el suelo, con la cabeza de Joyland agazapada en su estómago, que subía y bajaba a un ritmo tranquilo.

Bridget se deshizo de las mantas y descubrió que estaba empapada en sudor nocturno. Se levantó de un salto y sus pies descalzos encontraron la alfombra. Por un leve instante le pareció ver sangre inundando sus pies. Apretó los ojos y se obligó a tranquilizarse.

-Dem-susurró ella, inclinándose para agitar al chico por el hombro. Demetrie abrió los ojos lentamente, el azul dentro de ellos estaba adormilado. Demetrie se incorporó de golpe cuando vio a Bridget, provocando que la cabeza de Joyland golpeara contra el suelo. El pelinegro también se despertó, lanzando maldiciones contra todos a su alrededor, hasta que sus negros ojos encontraron a Bridget y la palidez cubrió sus mejillas.

-Mierda Bridget, ¿Estás bien? Te ves horrible-bufó Joy, frotándose el adormilado rostro.

-¿Estás bien?-preguntó Demetrie, poniéndose en pie. Brid se recargó contra una columna de su adosada cama y soltó un suspiro.

-Malos sueños-susurró-De nuevo.

-¿Quieres contarnos?-preguntó Demetrie. La luz mortecina de la mañana hacía que sus cortos rizos parecieran lenguas de fuego. Bridget lo miró mientras meneaba con la cabeza.

-Quiero hacer algo más importante-aseguró ella, pasando la mirada por los dos chicos.

-¿Ir a clases?-preguntó Joy, enfundando sus pies en sus viejas botas de cuero oscuro.

-Buscar a Baudelaire-aseguró ella. Demetrie la miró con incredulidad y Joy le regaló una mueca de asco-Siento que algo está mal. No puedo dejar las cosas así, no mientras ella esté libre, secuestrando niñas brujas y huérfanas para mandarlas a la hoguera.

Joyland se puso de pie de un salto, haciendo resonar la plataforma de sus botas.

-No creo que sea tu obligación. No le debes al mundo su salvación.

Bridget le lanzó una mirada de reproche.

-Solo son niñas, así como yo lo fui alguna vez. Baudelaire debe pagar.

Demetrie interrumpió.

-Bien, de acuerdo, pero no harás esto sola.

-Bien, los ayudo-se rindió Joy, pasándose los dedos entre los rizos negros.

-¿Y cómo piensas hacerl0?

Bridget asintió. Se dirigió a su armario y comenzó a revolotear dentro. Encontró un sencillo vestido gris y se lo llevó tras la pantalla japonesa que había alejada de los chicos. Oculta de sus miradas, comenzó a desvestirse, y habló.

REINA DE COPAS ©Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz