Capítulo 6. La bruja

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     —Darys, concéntrate —suplicó Gabita.

     —No puedo ver la casa pero si la barrera —dijo señalando al frente, un poco lejos, donde los ojos de la bruja apenas alcanzaban a ver algunas plantas comunes.

     —Ahí no hay nada.

     —Allí está la barrera —recalcó Darys—. Puedo ver como el bosque la alimenta.

     De camino a la barrera, el efecto del encantamiento comenzó a deshacerse y Darys, de a poco, alcanzaba a ver los obstáculos del camino

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     De camino a la barrera, el efecto del encantamiento comenzó a deshacerse y Darys, de a poco, alcanzaba a ver los obstáculos del camino. Al llegar, solo atravesaron la barrera invisible para ambas y ante ellas, la casa de la escurridiza Ela.

     Para ese entonces, los primeros rayos del sol ya acariciaban las flores del hermoso jardín. Habían ejemplares únicos y todas abrían justo al contacto con la luz, pues la aurora en sí misma, consistía en la primera y más real manifestación de encantamiento en el día.

     Cuando llegaron a la puerta, ni siquiera tuvieron que llamar, Ela las estaba esperando.

     —¿Quiénes son y qué buscan? —Les preguntó sin titubear— Cuanto más pronto resuelvan a lo que vinieron, más pronto se irán.

     —Lo sentimos —lamentó—. Mi nombre es Darys y ella es Gabita —Hizo una pausa—, necesitamos ayuda para un amigo.

     Ela las invitó a pasar y sentarse, mientras Darys le explicaba lo que le estaba pasando a Ismael. En cambio, Gabita desatenta de la conversación, tenía un comportamiento muy extraño; miraba todo y actuaba como si buscara algo.

     —Conozco el tónico del que hablan —comentó la ninfa—, hace mucho tuve que prepararlo para alguien —Mientras, les sirve una taza de té.

     —Y, ¿funcionó? —preguntó Gabita.

     —Claro —respondió de una forma prepotente para combinar con su mirada desconfiada hacia ella—, mis tónicos siempre funcionan. Pero, les advierto que no durará para siempre. El Oscuro los crea y ellos están conectados a él, tarde o temprano cederá a su voluntad.

     Al acabarse el té, Ela las llevó al invernadero donde comenzaron a recopilar los ingredientes para el tónico. El lugar era maravilloso, lleno de plantas de todo tipo para apreciar, pero Gabita estaba intranquila y eso ponía a Darys muy nerviosa, ya que, le inquietaba no saber lo que podía estar pasando por la cabeza de la bruja.

     —Señora —dijo Gabita—. ¿Puedo usar su baño?

     —Sí —respondió la ninfa, a quien evidentemente no le había caído bien la bruja—. Regresa a la casa y gira a la derecha en el pasillo que da a la cocina —explicó la anfitriona—. Ahí encontrarás el baño.

     Darys se quedó con Ela y comenzaron a preparar el tónico en una mesa de madera, ubicado al fondo del invernadero. Gabita, que hasta el momento guardaba en secreto sus verdaderas intenciones, se adentró en la casa y subió las escaleras de madera rumbo a los dormitorios. 

     —Gabita, ¿qué haces aquí? —preguntó una joven que se encontraba en la segunda habitación, frente a la ventana— No puedes estar aquí, ¿cómo me encontraste?

     —Vine a buscarte, Mell —responde Gabita mientras se acerca a la muchacha—, fallé en matar al Oscuro.

     —No puede ser —dijo Mell y abrazó a la bruja—. Entonces, solo es cuestión de tiempo...

     —Tienes que venir conmigo —interrumpió—, no nos podemos rendir aún.

     Gabita y su amiga bajaron las escaleras como "almas que lleva el diablo". 

     —Adelanta y espérame en la barrera —le pidió la bruja, en la puerta —, debo regresar por mi amiga.

     En el invernadero, Ela estaba por terminar el tónico cuando Gabita llega de un momento a otro.

     —¿Te demoraste en encontrar el baño? —preguntó Ela en modo de burla.

     —Realmente, sí —responde mientras observa a Darys como si quisiera decirle algo —. Bueno, y ¿de qué me perdí?

     —Solo una receta aburrida —comenta la ninfa mientras ofrece el frasco a Darys—. El vampiro deberá ingerir tres gotas de este elixir cada mañana, por siete días. Luego, solo deberá consumirlo cuando necesite sangre. Recuerda que este brebaje solo servirá mientras exista humanidad en él, cuando se entregue al Oscuro ya no habrá que más hacer.

     Darys tomó el frasco y en ese instante, tuvo una sensación inesperada. Al rozar su mano con la de Ela, sintió a su abuela Mara. Fue confuso para ella porque no se trataba de una visión en si, sino, sentimientos de amor y angustia, a la vez.

     Después de eso, las chicas se marcharon, aunque al despedirse, Ela les hizo saber que se había asegurado de esconder mejor su casa, para que nunca más pudieran volver a encontrarla. 

     —Tenemos que salir de aquí —dijo Gabita mientras tomaba a Darys de la mano—, te explico en el camino.

     Al llegar a la barrera, Darys se sorprende al encontrarse a una chica esperándolas.

     —¿Quién es ella? —preguntó.

     —Ella es Mell —Gabita hizo una pausa—. Es mi novia.

El nigromante y el vampiroWhere stories live. Discover now