|Capítulo 36: El filo de la esperanza|

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Mare empezó a hablar y se sintió empequeñecido por el efecto que causaba la voz de mando de su padre, seguía demasiado sensible, le dolía la herida en su rostro a pesar de que le habían limpiado mientras estaba inconsciente. Lo escuchaba contar la historia que ya conocía de memoria. No quería mirarlo, tenía miedo de siquiera mover los párpados, en parte porque eso le iba a decir si el poder de la asquerosa sangre de su padre había podido curarlo, y así iba a confirmar que se encontraba entre las entrañas de lo que su niño interior prefería llamar el infierno.

—Los originales fuimos hechos para guiar a la humanidad, pero el creador nos arrebató la inmortalidad y la posibilidad de dejar descendencia. ¿Tenés idea de como lo hizo?

Pensó en volver a escupirle en el rostro, pero una pequeña voz en su cabeza le dijo que si quería regresar con Mikaela debía al menos dejarle creer que había perdido su voluntad. Asintió en completa sumisión.

—Veneno —soltó con brusquedad—. Los envenenó, señor.

—Exacto. —Mare aplaudió complacido, le provocó una mueca—. Pero Caos fue muy listo, no iba a matarnos si todavía nos necesitaba. Los originales fuimos un experimento exitoso que se torció con el paso del tiempo. Teníamos la capacidad de ver en la lejanía los conflictos de la historia, y adaptarnos a tantas circunstancias como nos fueran posibles, en resumen: éramos demasiado poderosos para él, por eso se volvió en nuestra contra. Pero no le servíamos muertos, por lo que nos dio el veneno que robó con sus propias manos, se volvió parte de nosotros, tiñendo la sangre de una muerte asegurada para cualquier descendencia.

«El veneno también afectó nuestra capacidad de soportar el paso del tiempo, dejamos de ser inmortales, y solo los originales nos convertiremos en seres longevos, el resto perece demasiado temprano para nuestro bien. Pasó el tiempo, tantas muertes de por medio y por fin la tecnología nos ayudó a descubrir la forma correcta de multiplicarnos después de su partida, el control reproductivo estricto, y la modificación del genoma quimera hizo posible que vos estés acá.

Se sentía enfermo, con cada palabra le recordaba que él lo había ayudado con esa investigación.

—Sin embargo, siguiendo los pasos del Creador, lo que queremos ahora es modificar la raíz. —Sus ojos se iluminaron con esas palabras—. ¿Sabías que existen humanos cuyos órganos son capaces de soportar el veneno de una quimera original? Eso es posible cuando su cuerpo ya sufre los efectos de un mal diferente, las sombras. Me alegró tanto saber que esas criaturas salvajes sirvieron de algo, aunque luego de dar a luz los sujetos de prueba sufrían una terrible mutación que bueno... Era un precio justo a pagar por tanto poder. Tu madre fue uno de esos humanos privilegiados, la sombra le permitió cargarte vos en su vientre.

Luís pudo sentir la bilis ascender por su garganta producto del asco, no podía hablar porque se arriesgaba a que Mare viera la verdad, la mentira que trataba de mantener para volver con Mikaela.

—Así fue como yo hice posible lo que nadie en este lado del continente pudo lograr y acá estás vos, mi niño milagro, sangre de mi sangre. ¿Ahora comprendés el porqué de todo esto? —Estiró las manos a través de la mesa para apretar las de su hijo—. Para que pudiéramos sobrevivir, gracias a que naciste grande y fuerte tu cuerpo asimiló mi veneno a la perfección, y gracias a los genes alterados de la sombra de tu madre, vas a ser capaz de soportar la manifestación de ese parásito en tu interior.

La quimera no pudo aguantarlo, su estómago se contrajo y antes de que terminara de pronunciar aquellas palabras se había inclinado a un costado para devolver el contenido de su vacío estómago. Una vez se detuvieron las arcadas, el hombre tomó su cabello y lo obligó a levantar la cabeza. Estaba mareado, su sensibilidad hacía que sintiera cuchillas atravesarle cada parte de su cuerpo.

Génesis [La voluntad de Caos] [COMPLETA]Where stories live. Discover now