26-Carson

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¿Me desea?

Proyectar no es mentir; es la magia del porte








Despierto con una palmada, digo, con una nalgada.

Mentiría si dijera que no me he acostumbrado a ellas. Tanto, que si de casualidad llego a despertarme y aún no la he sentido, entiendo que todavía no debo levantarme.

— Si en 3, 2, 1, no estás en el baño, te vuelvo a tocar el culo.

Emito un bufido para alejarme de la cama a paso lento y consecuente de que en mi trayecto repare en Calen frente al espejo del tocador. Sus dedos van con precisión hacia partes de sus cabellos, saben a dónde ir, qué arreglar; por tanto le dejo así para adéntreme en el baño. Pienso en lo raro que es que alguien con tal mal dormir sea buen madrugador, pues hay algo más a lo que me he acostumbrado en la convivencia con Calen: a sentirlo cada madrugada marcharse al baño luego de perder el sueño.

Hoy intentaré ver a Xavi, me digo. Debemos apresurarnos a colocar las cámaras para conocer los secretos que ocultan. Además por Xavi para que aclare su situación con Micaela e intenten de una vez tener su relación sin líos porque Calen y yo últimamente ni hablamos: él se limita a quejase de mis atuendos, a llevarme a la facultad, a reñirme porque uso su cama de escritorio y claro, me toca el culo todas la mañanas. Fuera de eso, anoche en resumidas cuentas nada más dije a Codicia cuando me llamó. Salía de clases y me demoré en contestar, luego su tono no se oyó mucho más alegre pero de igual forma pedí saber a qué se debe todo esto.

«Personal»

Quieren hacerlo sufrir; a Sberna, mediante su hijo. No comprendí yo qué pinto aquí de novia en vez de sacarlo con alguna escusa de Italo e ir a entregárselos.

Mientras me coloco el gorro de todos estos días, me viene mi imagen en semejanza con una serpiente que espera cauta el perfecto momento para atacar: porque sucede que en las noches antes de que a Calen le llegue el insomnio, me quedo despierta viendo al techo segura de que si no es esta noche será otra pero lo haré. Mis pagadores me darán lo prometido pero evito suponer qué pasará con Calen después. No más, me digo. Cierro los ojos, los aprieto para dejar vagar estas ideas y no empezar el día pensando mal. Escucho entonces un sonido como de quien mastica comida con la boca abierta. Giro para notar que se trata de Calen chupando con extravagancia uno de sus caramelos de menta.

— ¿Qué cosas guarras estás pensando? –sugiere en tono picarón.

— No pienso nada –defiendo con ahínco.

Y un tanto de berro.

— Solo digo –hunde sus hombros– por si quieres hacer algo realidad, aquí estoy.

Ese tono me sulfata y el desodorante tomo en mano para enviarlo contra él. No obstante, lo esquiva retorciéndose sobre el colchón

— Deja de hablar mierda y vamos.

— No.

— ¿No? –cavilo– Bien, pues me voy yo...

Del suelo tomo mi móvil. Resulta que Don Minimalista no posee mesas auxiliares o de noche, razón por la cual en donde debería ir una, ahí dejo el celular cuando voy a dormir. La puerta queda al otro lado, una vez Calen se mete en medio, con reiterado gesto de negación.

— Tú así –señala con sus manos– no vas a ningún lado

— ¿Qué? –chisto desafiante– ¿Tenemos que vestirnos a juego?

Nop. Mi punto es que con este aspecto demuestras que te importa cada post que te critica ¿O me dirás que antes de lo sucedido te vestías así? Yo sé que no. Te estoy dando un consejo: es estúpido huir con una vestimenta desmejorada porque igual te notan, sin embargo, con un porte esbelto y extravagante, te notarán, sí pero sabrán que si multiplican sus palabras solo te volverán más fabulosa. En consecuencia, 1) dejarás de ser su objetivo y 2) dejarás de martirizarte.

Sociedad Italina (Completa) ✓©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora