Im Jaebeom y Wang Jiaer, híbridos pertenecientes a diferentes especies y razas que por años han mantenido un fuerte disputa entre sí pero que ha sido borrada de la historia como si ambas especies no existirán.
¿Podrán ser los futuros creadores de u...
Irónico, el destino estaba haciendo otra vez de las suyas. De todos los alfas con los que pudo emparajarlo, decidió hacerlo con nada más y nada menos que con el unico hijo del famoso Doctor Kim...
Pareciera una broma de mal gustó y anhelaba que lo fuera, desearía que aquel apellido nunca hubiera salido de los hermosos labios de aquel peli negro. La frustración que estaba sintiendo en esos momentos estaban volviéndose insoportable para su ser.
Ahora que lo pensaba no estaba tan mal después de todo, si el destino había vuelto a poner a los Kim en su camino en bandeja de plata porque no aprovecharlo hasta en lo más mínimo, por algo tenía en su dominio aquel alfa, sin duda era algo que iba disfrutar de sobremanera. Daba igual si el peli negro era su pareja predestinada, eso podía arreglarlo en menos de lo que canta un gallo, solo bastaba de apagar sus emociones y ¡Bingo! Podía seguir sin remordimiento alguno. Nunca antes se había alegrado de ser un omega, ya era hora de poner en marcha su venganza...
— Lindo nombre...
— ¡Muchas gracias!.– La linda y enorme sonrisa que le había mostrado hacia que sus sombríos pensamientos despiadados y la idea de causarle algún daño al más alto en esos mismos instantes se apagarán por completo. Todo le estaba causando un gran conflicto dentro de su cabeza porque no le cabía la idea de que los Kim hubieran criado a un ser tan lleno de luz, tan ingenuo e inocente a la vez, tan puro siendo este todo lo contrario a lo que eran sus padres.
Todos los recuerdos de aquel día empezaron invadir su mente, logrando que le dieran ataques de ansiedad. Le faltaba el aire , su pecho dolía, sus piernas no respondían, necesitaba su inhalador y lo necesitaba con urgencia, pero esos sombríos pensamientos suicidas en los que consistían en no tomarlo y dejar que sus bronquiolos se cierren hasta el punto de asfixiarlo y acabar con todo el infierno que vivía cada maldito día, al fin cesarán y que al fin pudiera experimentar la calidez de aquella luz que tanto hablaban cuando alguien había acabado con el propósito de su vida. Pero para su suerte eso no pasaría debido a la personalidad retorcida que se vio obligado a crear, porque su sed de venganza podía más que cualquier otra cosa, era lo único que lo detenía...
