Capítulo 42

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    Apolo

    "-A soñar contigo, porque tenerte está como difícil...-" es lo que salió de mis labios cuando me dijo que sueñe con los angelitos.

    No puedo dejar de pensar en todo lo que pasó hoy, fue un día muy largo y con tantas cosas que procesar, que no puedo decidirme en cual detenerme primero.

    Para empezar, no tenía idea de que era el día del padre, lo que me recuerda que mañana (o mejor dicho en unas horas, ya que han esperado hasta pasadas las 00 hs para felicitarme), debo llamar al mío, creo que podría decirles que vengan a festejarlo aquí y cuando se encuentren con la sorpresa, se los diré. Si lo hago por teléfono creo que podría darles un infarto. Y no quiero ni pensar en que sabían de la existencia de mi pequeña, porque eso sí que no se los perdonaré jamás, que lo hayan sabido y decidieran callar sería la traición más grande. Pero supongo que cuando la vean lo sabré a ciencia cierta por la expresión de sus rostros.

    Por otro lado, lo que dijo Bruno durante el brindis, eso de que "Las palabras conquistan temporalmente, pero los hechos nos ganan o pierden para siempre" no podía dejar de pensar en que si bien tuve mi parte de culpa cuando no fuí completamente sincero con ella, el hecho de que se haya marchado con nuestra hija en su vientre, es algo que aún me molesta mucho y en ese momento temí que no habría nada que hiciera o dijera que pueda ayudar a que intente perdonarla.

    Luego salió con esa otra de "Aprendan a perdonar, porque todos en algún momento nos equivocamos" eso me recordó a cuando papá se alejó de mamá y estuvieron un año sin verse, a pesar de lo que mi madre sufrió por eso, lograron superarlo.

    Y me terminó de desestabilizar que dijera "Brindo por esos besos que se dan con la mirada..." el deseo con el que nos mirábamos en ese preciso momento con Diana, creo que podía sentirse a kilómetros de distancia. Porque cuando dijo "Podemos superar esto, no puedo perderte" fue el momento en el que caí en cuenta de que si la pierdo me muero, por más furioso que esté con ella, si decidiera que ya no puede soportar más mi malos tratos o dijera que no quiere permanecer a mi lado, creo que mi vida perdería sentido.

    No digo que moriría, porque mi vida hoy se debe a mi hija. Tampoco que no podamos criar a nuestra hija por separado, pero si ella rehiciera su vida con alguien más, me volvería completamente loco. Sé que debo ordenar mis pensamientos y prioridades, porque es muy inmaduro de mi parte no querer tocarla y a su vez no querer que nadie más la toque.

    Joder, me molesta tanto que todo el mundo cree que no tengo sentimientos solo porque no los muestro, pero en realidad estoy lleno de ellos, porque sufro en silencio, amo con miradas y hablo por sonrisas, y ella consigue todas esas reacciones constantemente.

    Luego cuando la ví que salía hacia afuera, quería ir a hablar con ella, pero Lucius me detuvo en el camino para darme un consejo que me sonó más a amenaza que consejo.

    -"Ten cuidado con lo que le vas a decir. Y piensa en sus decisiones desde esta perspectiva. Ella no se fue, tú la alejaste con tus acciones y poco interés.-" Ese fue un golpe bajo pero necesario, es hora de que admita que no fui completamente sincero con ella y que no era adivina ni vivía dentro de mi cabeza como para saber qué era lo que me pasaba en ese entonces.

    Solo le respondí con un sentimiento de cabeza y cuando estaba llegando a la puerta de salida al patio, escuché que estaba hablando con Bruno. Intentaba ponerle excusas tontas sobre porqué no quería darme otra oportunidad y lo que jamás imaginé fue que diría que prefería que la siga odiando y que continúe con mi vida a tener que lastimarme nuevamente si algo le pasara o si muriera. Eso me hizo sentir el idiota más grande del jodido planeta, yo aquí, pensando como torturarla o como hacerle pagar por haberme ocultado la existencia de nuestra hija, y ella preocupandose de que yo no sufra el resto de mi vida si algo le pasara a ella.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora