Capítulo 6

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Había pasado mucho tiempo desde la última vez que Evan Parker había salido del Palacio Iztac hacia el dominio de los mortales. No sabía con certeza cuánto, pero sí estaba seguro de que por lo menos diez años se había mantenido oculto en su majestuoso hogar.

Hogar.

Esa palabra ni siquiera le sonaba familiar al referirse al Palacio como tal, y no porque no le gustara vivir allí, sino porque nunca se había sentido del todo cómodo siendo el líder de un ejército tan vasto. Tenía tantas estrategias por planear, tantos ataques por evitar, tan gente a la cuál salvar y ostentaba un gran poder del que, aunque nunca se había atrevido a renegar, sí se desharía si pudiera.

«No es algo con lo que me sienta cómoda gran parte del tiempo» había dicho Audrey en la reunión del Consejo, refiriéndose a su acercamiento a lo paranormal y nada podía describir mejor el sentimiento de Evan respecto a ser capitán de los Iztac.

Sin embargo, fue la noche después de haber recibido por primera ocasión a Darren y Audrey para entrenarlos, que tuvo que salir del Palacio en compañía de Dominik, Abril y Oliver, pues se dirigían hacia la casa de las Lawson a contarle toda la verdad a Romina, cosa que como capitanes, él y la chica Grey tenían la responsabilidad de hacer.

Por eso Evan no podía dejar de lado el sentimiento de gratitud por al fin liberarse de su lujosa prisión aunque fuera por un rato, además, claro, de poder ver las estrellas sin estar aturdido por la elaboración de un nuevo plan de ataque en contra de los Cazadores.

Cuando los cuatro atravesaron el portal hacia el mundo humano, no pudo evitar sorprenderse de lo distinto que era todo allí; la gente caminaba tranquila, sin empuñar ningún tipo de arma en la mano ni con semblante defensivo, a la espera de una pelea en contra de una raza opuesta. Tampoco había alas gigantes, ni un hombre en torno a quien todos se apiñaran para exponerle los problemas que los aquejaban, como era su caso siempre. Sin embargo, solo tuvo oportunidad de admirar el mundo humano por un corto tiempo, porque en cuanto menos lo pensó, la casa de las Lawson se alzó ante él sobre una colina que hacía lucir todo más ostentoso de lo que ya lo era.

—Es por aquí —musitó Oliver guiándolos hacia el balcón de la recámara de Romina.

Cuando llegaron, se quedaron de pie ante la marquesina y la observaron dormir profundamente antes de que Evan se encargara de abrir la puerta de cristal del mirador y entraran tratando de no hacer ningún ruido.

Evan observó a través del balcón de puerta doble a Romina Lawson durmiendo profundamente.

—¿Es ella?

—Lo es —le confirmó Oliver.

Ambos, acompañados por Abril y Dominik, habían volado desde el Palacio Iztac durante varios minutos en dirección a la casa Lawson. Tal como Evan había decretado en la reunión del Consejo, se proponían decirle la verdad a la niña, acerca de lo que ellos eran y de lo que ella podía llegar a ser. Sin embargo, ahora que la había conocido, el capitán de los Sangre Blanca no pudo evitar pensar en que era demasiado pequeña para tener todo el potencial del que Oliver le había comentado en numerosas ocasiones. Pero tampoco pudo evitar acordarse de algo que Abril le había contado mucho tiempo atrás, antes de que se desatara la guerra entre sus respectivos bandos.

«Nadie nunca verá a un Cazador con un aspecto que sobrepase los veintiseis o veintisiete años. Las deidades nos crearon con cuerpos de jóvenes o adolescentes porque era la manera más fácil de ocultar nuestro potencial y engañar al enemigo».

En un principio, Evan no había entendido muy bien a qué se refería, pero con el tiempo comprendió que al ver a un adolescente con no más de dieciséis años, por ejemplo, uno no imaginaría encontrar en él a un poderoso guerrero creado por dioses aztecas, capaz de luchar manejando diestramente toda clase de armas, leer o controlar mentes o tener un combate cuerpo a cuerpo. Lo único que se pensaría es que se está frente a un contrincante fácil de superar. En cambio, un adulto de cuerpo formado te daría una pista más o menos correcta de lo fuerte que será la persona a quien enfrentas.

Reencarnación II: El MitoWhere stories live. Discover now