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Chapter Forty

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capítulo cuarenta . . . ❞
AMELIA GRANGER

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Se sintió verdaderamente aliviada cuando entró en el búnker.

Era exactamente un réplica del anterior solo que ahora la protección parecía ser aún más fortificada. Habían aproximadamente tres barreras protectoras dispuestas en el exterior más las nuevas instaladas en la puerta de entrada y ventanas que daban al bosque.

Parecía que todo rondaba bien allí.

En cuanto Theodore abrió la puerta, el cálido abrigo del fuego la sacudió y con ligereza, sacó su capa empapada, entregándosela a George quien se había ofrecido a llevarlas. Había un aroma a vainilla y pronto se sintió en casa, lo que fue extremadamente necesario para ella.

En cuanto dio un paso, su corazón estalló.

—¡Amelia!

La voz de Pansy gritó desde la parte superior de la escalera, pero no pasó demasiado para que la azabache corriera por ellas, alcanzando un impulso veloz y enrollandola entre sus brazos con una fuerza desmedida.

—Mierda Amelia te extrañé tanto —habló con emoción, a lo que ella la rodeó con sus brazos también—. No tenía una maldita noticia sobre ti y te juro que quería morir por eso.

Amelia sonrió, cerrando los ojos mientras se dejaba llevar por la emoción— Te extrañé demasiado también.... —respondió sobre su hombro—. No sabes cuánto ansiaba volver a verte.

—¿Qué carajo pasó con ustedes? —se unió la voz de Zabini, y de reojo Amelia pudo ver cómo los dos amigos se abrazaban.

—Es algo difícil de explicar —se excusó Draco, alzando su barbilla para mirar a su alrededor— ¿Dónde está Granger?

—A tu lado —respondió Theo, riendo para sus adentros.

Draco puso los ojos en blanco, refunfuñando— La otra Granger.

George volvió a aparecer desde la sala— Con Harry y Ron. Ellos estaban conversando sobre... no lo sé.

—Temas confidenciales —le recordó Theo, fingiendo una posición elegante.

—Oh, si... —asintió George, poniéndose a su lado—. Temas confidenciales.

Amelia sonrió pero Draco parecía cada vez más irritado. Su ceño se frunció mientras miraba a ambos chicos— Veo que se están llevando bastante bien...

Theo sacudió su cabeza— Aunque no lo creas Malfoy... han pasado bastantes cosas desde que desaparecieron.

Él asintió, pasando una mano hacia su corbata mientras se abría paso entre todos— Bien, saludaré a todos luego. Debo hablar con Granger urgentemente.

—Iré —soltó Amelia al instante, superándose de Pansy—. Debo estar allí también.

—Claro que no —gruñó Draco, volteandose hacia ella—. Esto es algo entre Hermione y yo.

—No se si lo recuerdes pero también soy parte de ésto.

Él echó su cabeza hacia atrás, resoplando— Amelia no lo hagas.

—No estoy haciendo absolutamente nada, Malfoy —le respondió al instante—. Lo único que te pido es que me dejes estar ahí, ¿acaso no confías en mí?

Hubo un largo silencio. Silencio en el cual Amelia mantuvo su mirada en aquellos ojos grises que trataban de persuadirla.

Claramente no lo lograron— Mierda, bien... —se quejó él.