Postres de media noche - SaMo G!p

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No tiene mucho tiempo desde que fue a su cuarto a dormir pero su hambre la despierta con un sonido escandaloso y un incómodo vació en el estómago, trata de ignorarlo buscando una posición más cómoda para seguir descansando pero una vez más su estómago ruge con furia hambrienta y la obliga a levantarse, se sienta con pereza en la orilla de su cama y baja los pies al piso frío, no busca sus pantuflas para ahorrar tiempo y los arrastra hasta las escaleras, cruzando al costado de las habitaciones de sus compañeras y próximamente se dirige a la cocina.

En una vaga búsqueda saca una bolsa con pan tostado, no se apura por buscar más acompañamientos más que la mermelada que encuentra de la nevera, la cual apenas unta en el pan.

No le toma mucho tiempo para terminar, bueno quizá sí, a Momo le gusta saciarse y digamos que ella no es de las que se llenan rápido. Pasan 30 minutos, al menos 5 de ellos fueron para lograr despertar adecuadamente para seguir comiendo.  

Una vez que termina se queda estática por algunos momentos considerando si debería limpiar su rastro de comida de la mesa o no, o en otras palabras, lista para un regaño en la mañana por parte de su líder o nada. La pereza es vencedora y prefiere regresar hasta su habitación a paso lento y en silencio, no quería despertar a nadie, sin embargo, al volver a pasar cerca de los cuartos del resto del grupo se da cuenta que hay alguien despierta por los susurros escandalosos dentro de una habitación, no está segura de quien se trata al estar a oscuras, tampoco no se concentra lo suficiente para enterarse de que se tratan los sonidos en el interior hasta que escucha su nombre colándose por debajo de la puerta.

– M-Momo......Momoring...

Había pasado de la puerta pero esto la hizo regresar, a caso sabía que ella estaba ahí afuera?, Momo regresa, se acomoda más cerca de la puerta y está atenta al sonido para asegurarse.

– ah...Momo...

El sonido le quema la oreja como si fuera fuego al rojo vivo rozando su piel hasta el otro extremo dejando su rastro por sus mejillas ahora enrojecidas, a su piel le recorre un escalofrío y salta brevemente de la impresión.

Es Sana, ahogando su voz en sus propios gemidos mientras llama a Momo que sigue pegada a la madera de la puerta.

Momo se sonroja aún más cuando piensa en el hecho de que Sana parece pensar en ella tocándola, la imagen se proyecta en su cabeza como si viera un televisor. Estar sobre el delicado cuerpo de Sana, tocando la suave piel de su cuerpo o haciéndola suya como alguna vez llegó a imaginar, provocando sus más audibles gemidos y el sonido de su nombre con la voz más aguda que Sana puede expresar. La excitación aparta la vergüenza en sus pensamientos y provoca, a su vez, que su mano vague hasta la parte alta de sus muslos, por un momento olvida que está en medio del pasillo, su mano sube con duda hasta la apenas formada erección que cubren sus shorts, suspira ante el más leve tacto pero no se detiene y sigue frotando su miembro por encima de la tela.

Calla cualquier idea y vuelve a concentrase en la voz apenas audible de su Sana, los jadeos de su voz desesperada son lo que más fuerte resuena en su cabeza, eso y que Sana no para de pronunciar su nombre con gemidos de satisfacción, eso ahora la tiene loca e inmóvil frente a su habitación

Su labio sufre con mordidas que le proporciona para no hacer mucho ruido y ahora su pene por lo apretado que está debajo de su ropa, aunque, Momo quería seguir con los frotes sutiles mientras sigue escuchando a Sana, una autotortura que disfruta mientras sus piernas tiemblan en respuesta.

Sana por su parte vuelve a escandalizar su habitación con gemidos algo fuertes, parece olvidar que no es la única en casa y que las chicas de los cuartos más cercanos pueden escuchar pero como indica su voz no pretende ser demasiado cuidadosa, su mano izquierda recorre y aprieta con ganas su pecho, tira de la dureza de su pezón y suelta haciendo enrojecer el área, su diestra se mantiene ocupada, recorriendo el interior de sus muslos solo para divagar hasta que se consiente así misma pasando la punta de los dedos por su entrada, gime ante el contacto el cual repite numerosas veces hasta que se permite ingresar dos dedos apenas a la mitad, resopla por la nueva sensación pero no espera mucho cuando hunde sus largos dedos dentro de su propio cuerpo haciendo su entrada aún más húmeda, los saca casi por completo y repite la acción para avivar su fuego interno.

Twice One-ShotsWhere stories live. Discover now