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capítulo treinta y nueve . . . ❞
AMELIA GRANGER⠀⠀⠀
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Parpadeó constantemente para quitar la nubles de sus ojos. Su mandíbula estaba apretada y su cuello tenso mientras trataba con todas sus fuerzas de contraer el dolor de sus palabras. Ella había querido explicarle lo que sentía pero si él no le permitía hablar no suplicaría por hacerlo.Ella no rogaría porque le dieran el mínimo de atención que merecían sus emociones. No cuando no las merecieran de verdad.
Pero que no la hubiera escuchado era lo que menos le dolía ahora. Estaba consciente de que todo lo que estaba pasando entre ellos era mero resultado de su enojo y rabia. Algo que ambos estaban sintiendo. Y si no fuera porque había cuerdas amarrándolos a ambos, las cosas podrían haberse salido aún más de control.
Pero ambos eran adultos y lo entendían. Las relaciones no son perfectas y las personas mucho menos. Todos deben pasar por una montaña de hechos antes de llegar al que definiría un futuro fijo. Los problemas son parte de ello.
Aunque hasta allí llegaban sus pensamientos. Ellos no eran nada. Nunca lo fueron. Eran dos personas que buscaban un refugio en la otra sin saber que por más seguro que te sientas, todo se puede desmoronar sobre ti.
Su refugio se había desplomado.
Amelia tragó un sollozo que intentaba escapar de sus labios mientras se encontraba de pie frente a la puerta principal. Sus manos se movían impulsivamente mientras su pie golpeaba el mármol a un ritmo fijo.
Estaba nerviosa y el creciente nudo en su estómago no hacía más que forjarse al paso de los segundos. No se sentía lista de ninguna manera pero su mente la estaba tratando de sacar de allí. De aquella mansión en la que poco a poco comenzaba a verse enjaulada.
—¿Estás lista? —llegó la voz de Draco a sus oídos, haciéndola girarse al instante.
Lo conocía demasiado bien para decir que él también estaba nervioso. Sus manos jugaban con una pequeña caja color verde mientras la miraba.
Levemente asintió— Si...
Escuchando cada latido de su corazón, volteó, a punto de abrir la puerta cuando el sonido de tacones provenientes desde la sala la hicieron dejar sus movimientos.
Narcissa apareció frente a ellos y una pizca de melancolía empañaba su rostro. La mujer parecía desolada y por el aspecto de sus mejillas podría decir que derramó lágrimas.
El pecho de Amelia se apretó.
—Sólo quería desearles una buena salida... —susurró la mujer, manteniendo su delgada figura firme.
Draco parecía no escuchar ni una sola palabra. Sus ojos estaban clavados en el suelo de mármol mientras respiraba a un ritmo tortuoso y lento. Amelia ni siquiera lograba compraba si realmente el respiraba.
Todo se esfumó cuando Narcissa se acercó a ella e inesperadamente, la atrapó entre sus brazos. Su cabello olía a flores y su cuerpo era cálido a pesar de lo fría y antártica que podía ser la mansión. Su agarre fue fuerte y podía escuchar los pequeños sollozos que escapaban entre sus labios.
Draco también estaba sorprendido. Sus ojos habían subido hacia ellas y las miraba como si no pudiera creer lo que veía.
—Cuídalo... —la voz de Narcissa susurró en su oído—. Cuídalo por favor... es lo único que tengo.
Los labios de Amelia se separaron y su vista se nubló. Sentía su cuerpo temblar y su pecho atacaba a su corazón. Sentía culpa, miseria, desdicha. Parecía como si estuviera arrebatándole algo a la mujer que ahora se alejaba de ella. Manchas oscuras salpicaban bajo sus ojos.

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SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓
Fanfiction(EDITANDO) 𝐒 | Luego de escapar de la Batalla de Hogwarts sin aires de gloria, un grupo de estudiantes decide esconderse en la oscuridad del bosque para tratar de sobrevivir. Tras un año encerrada y aún sintiendo la culpa pesar en sus hombros, Amel...