Chapter Thirty Eight

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capítulo treinta y ocho . . . ❞
DRACO MALFOY

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Y cuando pensaba que nada podía seguir empeorando, todo a su alrededor daba vueltas, demostrándole que las cosas no suelen ser como uno las planea.

Pasó las manos por su cabello, tratando de pensar en cómo solucionaría el nuevo contratiempo. Ya no era solo Narcissa, quien había encontrado el pergamino una semana antes, si no que ahora Amelia querría matarlo por nuevamente ocultarle algo pero no podía culparlo.

No había querido ahondar en ese tema ahora mismo, lo que en realidad no significaba que no quisiera hacerlo. Él simplemente estaba buscando los momentos adecuados para soltar las palabras. Tenía idea de cuán difícil podría ser entender todo.

—Estoy cansada —murmuró ella, haciéndolo bajar la mirada al instante—. Estoy cansada de todo.

Su pecho se apretó ante sus palabras y un terror que lo había atrapado antes, volvía a presentarse. Abandono, tiempo, lejanía. El cansancio provocaba que las personas pidieran eso.

—Amelia vamos a hablar -

—Hablar es lo que te he pedido que hagas hace mucho tiempo, Draco —lo interrumpió, ahora, separando sus brazos para hacer un gesto hacia él—. Y no sé cuántas veces querrás que te lo repita pero quiero que dejes de ocultarme cosas, por favor, ¿es eso tan difícil?

—¡Lo es! —habló, en un tono mucho más alto y duro de lo que esperaba—. Mierda lo es. Y por una puta vez deja de preguntarte si lo entiendo, porque realmente lo hago, no soy un imbécil.

Ella se vio envuelta por el eco. Su rostro se plasmó y todo en ella se inmovilizó. Realmente no quería llegar al punto de traspasar su control pero todo lo estaba volviendo sumamente loco.

Draco sintió que todo escapaba de sus manos— ¿Sabes lo cansado que estoy yo también? Todo el jodido día tratando de pensar en las maneras de no hacerte daño con toda esta mierda, ¿y tú? —su cuerpo tembló con la ira—. Lo único que hace es llevarme ahí. Llevarme al punto en que ya no tenga ni una maldita opción, me tienes harto.

Nunca fue su intención decir aquellas palabras. Mucho menos de la manera en que lo hizo. Y ver como el rostro de Amelia se volvía pálido y el dolor atravesaba su rostro, lo hizo querer maldecirse a si mismo.

Chasqueando la lengua, se acercó a ella— No era mi in -

—Sé que no lo fue —respondió al instante, dando un paso hacia atrás—. Pero si lo dijiste debe haber una razón para ello, ¿no?

Su estómago se revolvió tras sus palabras y en el fondo de su pecho, algo apretó su corazón. Los sentimientos eran confusos y los pensamientos tan invisibles que apenas podía conjurarlos.

¿Y si realmente lo hacía? ¿Y si realmente estaba cansado de todo, hasta de... ella?

El suspiro de Amelia lo sacó de su atronadora idea— ¿Sabes qué? —su voz sonó temblorosa, enviando rayos de frío a su piel— Quizá yo también lo estoy...

Sus brazos volvieron a cruzarse sobre su pecho mientras sentía como su respiración se volvía visiblemente más exaltada.

—Quizá esto... nosotros —la palabra fue como un corte—, quizá lo que nosotros formamos nos está desgastando.

Draco realmente no podía hablar. Su garganta estaba seca y toda su energía estaba dirigida al hecho de que no quería quebrarse. No se permitiría derramar nada por sus ojos pero no entendía porque todo le dolía tanto.

SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora