Chapter Thirty Seven

9.5K 593 726
                                    

⠀⠀
⠀⠀
⠀⠀
⠀⠀
capítulo treinta y siete . . . ❞
AMELIA GRANGER

⠀⠀
⠀⠀
⠀⠀
Sus ojos se abrieron y poco a poco se adaptaron gradualmente a la fría luz que entraba por su ventana. El cielo era oscuro, gris, parecía aborrecerse entre las nubes. La condición de oscuridad era plenamente visible pero se había acostumbrado.

Nada podría arruinar su mañana cuando hoy despertaba enrollada en los brazos de Draco después de lo que fue una eternidad. Había tenido que aprender a estar sola pero se había acostumbrado a la forma en que su cuerpo la protegía durante el sueño y sus brazos la acomodaban contra su pecho.

Era la posición en que se encontraba ahora.

Lentamente, se giró. Sus manos se apoyaron contra el colchón y su cuerpo trato de hacer el menor movimiento mientras se volteaba hacia él. Pero la sorpresa fue grata. Él ya la estaba mirando. Su perfecta tonalidad grisácea contrastaba con su pálida piel y su sonrisa era una dormida que le provocó una extraña pero linda sensación sobre la piel.

—Buenos días —Draco habló, sonando aún adormilado.

Amelia sonrió, y antes de que una respuesta pudiera salir de entre sus labios, él tomó su brazo, tirándolo a la vez que tomaba su muslo. Ella no lo dudo y con impulso, se subió sobre él, sentándose en su abdomen.

Draco rió al verla y ella tomó las sábanas con rapidez para cubrir su cuerpo— Buenos días para ti también... —dijo, mientras sus mejillas se tornaban rosa.

La marea en su torrente sanguíneo subió cuando él sonrió, tomándola de las manos mientras intentaba inmovilizarla— Amelia por favor, ¿en serio aún te avergüenzas de estar desnuda?, digo... no es nada que no haya visto antes —sus manos se deslizaron por sus muslos, escondiéndose bajo la sábana hasta llegar a sus caderas—. Sinceramente, es algo con lo que me gustaría despertar cada mañana.

Amelia apretó sus labios mientras trabajaba en no sonreír. Sus mejillas se calentaron bajo la sensación de la yema de sus dedos y repentinamente un sentimiento la golpeó.

Ambos seguían desnudos. Se encontraba sentada sobre su abdomen mientras su cuerpo se unía al suyo de una manera carnal e íntima. Pero no era aquello lo que la hizo sentirse completamente ahogada de emociones. Si no, la forma en que la intimidad se había transformado en algo sentimental y más allá que un simple toque o un deseo.

Los ojos de Draco estaban sobre ella pero no eran oscuros, como solían ser cuando se encontraban en la misma situación. Ahora sus ojos brillaban. La plata vibrante la fulminaba de una forma suave y delicada que la hizo sentir de alguna manera, única.

Y aunque nunca fue de tener visiones tan arraigadas sobre si misma, esta vez fue así. Se sentía realmente única, porque en realidad lo era.

—¿Qué es lo que piensas? —le preguntó repentinamente él, subiendo una de sus manos hasta un castaño rizo que caía sobre su hombro.

Ella suspiró, apoyando las palmas de sus manos sobre su pecho— Nada especial.

Sus uñas rasparon sobre su piel de forma lenta mientras sus dedos bajaban, dibujando sobre cada figura en su torso. Las cicatrices de su cuerpo eran pálidas y brillantes, en cada una encontró una nueva obra. Un mosaico de recuerdos y misterios que por muy oscuros que fueran, sabía, podría transformar en el arte más preciado de su cuerpo.

Sus yemas encontraron una línea en el costado de su torso. La había visto pero nunca se fijó en ella. Su dedo comenzó a acariciarla y Draco se removió en su lugar, suspirando a la vez que movía también sus manos, acariciando la piel de su cintura que se encontraba contrastada con finas líneas que dejaban un rastro en su piel. Marcas naturales de su cuerpo que nunca nadie había visto.

SUBMISSIVE, 𝙙𝙧𝙖𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙛𝙤𝙮 ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora