𝐒𝐄𝐗𝐘 𝐃𝐑𝐔𝐆 | ❝ La pregunta no es quién me lo va a permitir, sino quién va a detenerme ❞
𝐌𝐀𝐃𝐄𝐋𝐄𝐈𝐍𝐄 no es como los demás vampiros, ella posee un gran poder. Una mujer con un carácter difícil, sarcástica y ruda, conseguir caerle bien e...
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UNA MUJER PELIRROJA CORRÍA POR las frías calles de Chicago, la noche llegó hace poco y lo único que se podía escuchar eran las risas de los hombres ebrios por las afuera de los bares y burdeles de la ciudad. La chica, de no más de 17 años, se escabulló por un callejón e intentó esconderse entre unos barandales que habían en el sitio. Con mucho cuidado sacó un pequeño papel donde se podía leer una ubicación, era el lugar donde se encontraba su hermano, presionó la hoja contra su pecho e intentó calmar sus lágrimas, su respiración se cortó cuando escuchó unos pasos acercase a ella y lo único que logró sentir fue como algo puntiagudo traspasaba su piel, sintió un líquido que le quemaba por dentro. Soltando un grito de desesperación apretó los puños cosa que hizo que la persona causante de su llanto la soltara haciendo que cayera al suelo húmedo y sucio, dejándola ahí, sola en una fría noche de Chicago.
Horas después cuando el sol estaba a punto de salir unos brazos rodearon su cuerpo alzándola como princesa, abrió los ojos lentamente intentando acostumbrarse nuevamente a las luces de las calles, su cuerpo se encontraba totalmente débil y su garganta ardía, tenía sed, pero no sabía exactamente de qué. La chica levantó la mirada encontrándose con el rostro de un apuesto rubio, su piel era perfecta, sus ojos eran de un color dorado mezclándose con marrón, todo en él era perfección, hasta podía compararlo con un mismo ángel.
—¿Estoy en el cielo?—preguntó en un balbuceo—. C-creo que se equivocó de persona—divagó palmeando el pecho del hombre.
El sujeto sonrió levemente—. Encontré a la persona correcta, Madeleine—eso la alertó.
¿cómo sabía su nombre?
Sintió una superficie suave, pero no le importó nada y se levantó como pudo.
—¿Quien eres y cómo sabe usted mi nombre?—exigió saber
—Me llamó Carlisle—habló con una voz calmada y suave
Antes de que ella pudiera volver a hablar el tal Carlisle salió de la habitación con una velocidad inhumana, la pelirroja abrió los ojos sorprendida.
Entonces el nombre de alguien vino a su mente y volvió a alterarse, salió de la habitación y cuando iba a llegar a lo que parecía la salida una mano tocó su hombro.
—Es mejor que se quede aquí el sol ya está por salir —le dijo aquel hombre.
negó con la cabeza y dio media vuelta para encararlo—. Mi hermano... debo de ir a buscar a mi hermano—su voz era decidida y clara—. Tengo que encontrarlo.
—Tu hermano está bien, Madeleine—aseguró
—¿Y usted como sabe? Jamás lo he visto en mi vida, de repente aparece como un salvador y me trae a un lugar que no conozco, ¿es un ángel guardián o algo? Solo le aviso que no soy católica ni nada por el estilo, así que...—dejó las palabras en el aire
