Capítulo 19

8.3K 622 127
                                    

    Creo que debemos haber tardado menos de dos minutos en cruzar la ciudad y llegar a la cabaña riendo como dos inconscientes mientras nos acariciamos y besamos en el camino.

    Entramos con el coche hasta la cochera e ingresamos a la cabaña tomados de las manos, es inevitable que me sienta nerviosa por lo que va a pasar, y no quisiera entrar en dudas en este momento, porque lo deseo, realmente lo deseo y en el fondo sé que no me entregaría a otro que no fuera él.

    -¿Estás nerviosa?- me pregunta mientras me acerca a su cuerpo para rodearme con sus fuertes brazos.

    -Un poco.- confieso con la voz temblorosa.

    -¿Te gustaría ir a un lugar especial donde te aseguro que te relajaras automáticamente?- pregunta dejando suaves besos por el contorno de mis labios.

    -Eso sería de mucha ayuda, pero acabamos de entrar...- digo pensando en que si tenemos que volver a salir, definitivamente moriré de los nervios.

    -Tú no te preocupes por eso que no saldremos de la casa. Lo que sí deberás hacer es dejar que te vende los ojos. (El lugar es secreto y nadie puede conocer su ubicación real)- susurra en mi oído y al alejarse unos centímetros, me mira con esa sonrisa perfecta y maliciosa que promete miles de cosas sin decir una palabra, esos ojos casi negros de deseo hacen que pierda el control y lo bese con una mezcla de ternura y pasión que me sorprende.

    -Uff.. ese beso me desarmó por completo Diana.- dice casi sin aliento cuando nos separamos.

    -Es que es imposible no querer besarte cada vez que sonríes de esa manera.- digo con mi voz un poco ronca antes de que esta vez sea él quien me besa de la misma manera.

    -Joder, hay algo en ti que me resulta adictivo, quizás sea tu sonrisa, o tu mirada, o tus labios... O simplemente creo que es toda tú lo que me hace enloquecer.- dice cuando volvemos a separarnos.

    -Ven, necesito ponerte esta venda.- dice amarrando una cinta de seda por detrás de mi cabeza haciendo que mis ojos ya no puedan ver y mis sentidos se intensifiquen.

    -Creo que me voy a caer.- digo con una pequeña risa nerviosa.

    -Tranquila, tengo mi mano frente a ti. ¿Confías en mí?- dice y no puedo evitar dudarlo.


     "En todas las novelas y los cuentos, hay bosques y lugares peligrosos, y siempre hay una voz que nos susurra y nos tienta hacia el peligro, los dioses malvados nos invitan con su encanto a correr peligrosas aventuras, y las indefensas mortales aceptan a pesar de saber que le romperán el corazón en cuanto entren en el bosque.
    ¿Quién soy yo en esta historia? ¿Voy a aceptar lo que dicte mi destino, o seguiré al dios malvado que me parta el corazón?"

    Antes de arrepentirme y siguiendo a mi corazón, mi mano está rozando la suya y una intensa electricidad recorre mi cuerpo haciendo que cada célula de mi ser se revolucione, pero tampoco se me pasa desapercibida la exhalación de alivio que dá antes de apretar fuerte mi mano y comenzar a caminar.

    No sé por dónde me lleva, primero creí que nos dirigimos hacia la salida, pero antes de llegar giró hacia las escaleras y atravesamos una puerta que no recuerdo haber visto. Bajamos un tramo de escaleras y caminamos por lo que supongo es un pasillo hasta que el ruido a agua caer se comienza a escuchar cada vez más cerca.

    -¿Dónde estamos Apolo?- pregunto un poco temerosa.

    -Ya casi llegamos Honey no seas impaciente.- susurra con su voz profunda en mi oído haciendo que dé un pequeño salto en mi lugar.

Un Juego PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora