Capitulo uno

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Salí de la cama como alma que lleva el diablo al ver la hora: siete catorce apuntaba el despertador

- ¿Por qué no sonaste?-grite tomándolo para luego tirarlo a la cama- por tú culpa llegaré tarde

Tomé una ducha rápida, sequé mi cabello y me puse mi uniforme, tomé mi mochila y corrí escaleras abajo

- Buenos días señorita- saludó mi padre al entrar a la cocina

- Buenos dias- respondí de mala gana -¿Por qué no me despertaste?

- Si el chirido de ese aparato no lo hizo ¿como esperas que lo hiciera yo?

-Claro...- murmuré tomado una manzana, a sabiendas que no la comeré

- Si corres aún llegas a tiempo- se carcajeo cambiando de página en su periódico

Fingí una sonrisa y salí de casa, comenzé a correr como si me persiguieran y en casi quince minutos estaba entrando al aula. Con la respiración agitada y el cabello enredado, parecía todo menos una estudiante presentable.

- Llegas tarde - Comentó Irina al sentarme a su lado

- Que observadora- ironicé

-¿Cinco minutos más?- preguntó su mellizo

- Nop, está vez no escuché el despertador

- Eres un desastre - negó

- Gracias, eres un amigo exelente, muy alentador

- No hay de que

Rodé los ojos intentado alisar mi cabello con los dedos

Isaac apretó los labios evitando una sonrisa. El señor Stanford entró al aula en ese momento, dejó caer su libro sobre el escritorio, haciéndonos callar con el estruendo. Apreté los labios, me removí en mi lugar y fijé la mirada al frente, escuchando a Isaac tomar su lugar tras nosotras

Pasé las siguientes horas mirando por la ventana, pensando en la primavera entrante que causa lluvias, llevando lodo con ellas. Bufé aburrida, escuchado las mismas explicaciones sobre temas que no me interesan ni me serán de utilidad

Al llegar al medio día, los mellizos propusieron ir a almorzar

- El año próximo entramos a la universidad ¿Ya saben a cual se postularán?- cuestionó Isaac dándole una mordida a su hamburgesa

-Universidad de York, Toronto - contesto Irina

- Mhm, Ryerson university ¿Y tu?- cuestionó Isaac mirándome

- Aún no lo he pensado-respondí acariciando mi largo cabello castaño claro - pensé que irían a la misma - cambié el tema

Ambos negaron

- Ya casi no tienes tiempo, faltan tres meses

- Ya lo sé...

Dejar a mi padre para mudarme a otra ciudad no es algo que me emocioné mucho, desde que mí madre murió hemos sido solo los dos, no me imagino dejándolo solo

Cambiamos de tema y una hora después llegué a mi casa, papá está en su trabajo por lo que estoy sola

Pasé la tarde escuchando música y dibujando para pasar el tiempo sin nada productivo que hacer, al llegar la noche, cené sola. Mi padre suele regresar tarde de su trabajo, estoy considerando buscarme un trabajo de medio tiempo pero en este pueblo dudo encontrar uno

Cuando el reloj dió las nueve abrí la ventana de mi habitación, salí por ella y escalé hasta llegar al tejado dónde me senté

Tal y como lo he hecho desde los doce, miré al cielo, vivir en un pueblo en medio del bosque tiene muchos beneficios, siempre había pensado lo contrario hasta que, hace un año fuimos de excursión a la capital, una ciudad ruidosa, sobrepoblada, contaminada y desesperante. Fué estresante así que agradezco vivir en un lugar alejado de todo eso, un lugar en que las estrellas brillan con intensidad y el aire es fresco y puro

Nuestra Luna De Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora