—Milord, ha llegado una carta de Londres y dijo el mensajero que venía marcada como urgente—.

Rápidamente se dirigió a su despacho para saber de qué se trataba la misteriosa y urgente carta.

Londres, 1825

Mi estimado amigo Wellingham:

No me es grato informarte que tu señora esposa Lady Wellingham, está disfrutando del final de la temporada aquí en Londres. Y al ser pariente indirecta de la hija del duque de Londonderry y los condes de Somerset, le abren las puertas a la mayoría de bailes y fiestas y ella no se niega a asistir a todos y cada uno de ellos. Llegó acompañada de su amiga la  señorita Megan Russell y la condesa viuda de Russell.

Así que como verás necesito que estés aquí para llevarte a tu esposa y su espinosa compañía de vuelta a Escocia, antes de que mi cordura se pierda.

PD. Si necesitas un aliciente un poquito más fuerte para venir tan rápido como si te persiguiera el diablo; déjame decirte que Winchester ahora es viudo y  persigue a tu esposa a todos los lugares en los que ella se presenta, viéndose muy interesado en todo a lo que a lady Wellingham concierne, se rumora que en el pasado la marquesa estaba un poquito enamorada de él.

Eternamente tuyo,
                                                       Phineas Brice.

«¿Que diablos seguía esperando?»
Dos horas después su carruaje iba a una velocidad vertiginosa, casi volaba en su camino a Londres, las sonrisas, los bailes y la luz de su esposa eran suyas, de nadie más y si tenía que llamar a duelo a Winchester o a quien fuera para que se alejaran de su esposa lo haría. Condenación que lo haría.

Llegó a su casa de Londres, dejando perplejos a los criados cuando preguntó:
—¿Mi esposa se encuentra  en casa?
—No milord, respondió la señora  Greami perpleja ante sus palabras, ni siquiera sabíamos de las buenas nuevas, nadie nos avisó que se había casado, nuestros mejores deseos para usted y su esposa. ¿Gusta que preparemos la habitación de la marquesa para cuando ella llegue?

—Gracias, eso sería agradable —contestó escuetamente, tratando de calmar la furia que sentía en ese momento.

«Así que, de esa manera serían las cosas. Perfecto. La muy descarada seguía negándose a tomar su lugar como la marquesa, pues eso cambiaría a partir de hoy».
Se dirigió a su alcoba para refrescarse del exhausto viaje ya pensaría en la manera de hablar con ella para que le diera una nueva oportunidad a su amor. Iría al  White’s en busca de su amigo, posiblemente él sabría el paradero de su escurridiza esposa.

—Efectivamente, se dónde se encuentra tu esposa y se perfectamente en donde estará el día de hoy. —Dijo Phineas con aire despreocupado. Se está quedando en Londonderry house, y está noche asumo que se hará presente al baile en la casa de los condes de Sumerset. Así que espero que tengas invitación, ya que dados los acontecimientos recientes, la condesa no te tendrá en buena consideración luego de lo que hiciste a su amiga, pero no te preocupes. Si no te han invitado, yo te puedo ayudar, es imposible que alguien le niegue algo al hijo del Duque de Saint James.

Llegó tarde al baile, esperando que ella se encontrara entre la multitud de invitados. Desde que puso un pie en la puerta empezó a buscarla con la mirada por todos los lugares que pasaba. Cuando la vio el aire se escapó de sus pulmones, sintió como un puño en el estómago al volver a verla, la había echado de menos. Su belleza, el cabello rojo, alejado de su rostro con unas horquillas, verla bailando una contradanza con Winchester no fue de su agrado y aunque sentía la ira hervir en sus venas no podía culpar a nadie que no fuera el mismo por haber tardado tanto en buscarla. Sus ojos verdes muy abiertos por la conmoción al verlo de nuevo. Él la miró fijamente durante un largo momento, cautivado por su encanto.

Camino como poseído sin fijarse en nadie más que ella, Su Gennie.  Llegó a donde estaban  la condesa de Somerset y sus amigas, sabía que después del baile su esposa se dirigiría hacia allí.
—Buenas noches, señoras —Dijo con voz calmada, no queriendo hacer un escándalo y avergonzar a Eugenia a causa de sus celos. Por lo  que veo mi esposa ha estado en buenas manos durante mi ausencia. Sabía que no engañaba a nadie con su amabilidad, pero eso no importaba lo único que importaba es que ese día todos y cada uno de los asistentes a la velada supieran que Eugenia era suya, así  como él era de ella.

Y esta noche su esposa se iría a casa con él.

Buenos días gente bella de Wattpad...
Lo prometido es deuda así que ya es jueves y aquí les traigo el capítulo. Ustedes qué creen:
¿ Los celos le jugaran un mala pasada a Andrew y quedará peor que al principio? O ¿Hablará calmadamente con Eugenia y ella le perdonará todo?
Siguen las apuestas 😁😁.

Las Mentiras del MarquésWhere stories live. Discover now