Capítulo 9

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* * *

<Esto es...>

Giré la cabeza y miré a mi alrededor.

Arena crujiente estaba bajo mis pies. También había un viejo árbol seco y un lago con muy poca agua.

Todo estaba seco y desolado.

—Despiértame.

Pude oír una voz misteriosa en mi cabeza. Era una voz bastante baja y pesada, como la de un hombre.

<Conozco este lugar.>

Caminé lentamente hacia el árbol seco y me posé debajo. Era un árbol muy grande y con ramas muy altas, como si tocara el cielo.

Debajo de él... había un cuerpo dorado inclinado en ángulo.

Sola, el alma se desgastó lentamente y murió... era Shuelina.

—Eres la única que puede despertarme.

Este lugar era el interior del espejo espiritual.

Un mundo espiritual sellado.

Giré mi cabeza lentamente mientras miraba tras mi espalda, y pude ver la superficie del espejo ondeando con luces de colores.

* * *

<Oh...>

Mi cabeza dolía como si se estuviera rompiendo. Sin embargo, el dolor que parecía romper mi estómago desapareció.

Creo que he tenido un sueño...

Con calma traté de abrir mis párpados.

¡ShuShu!

Parpadeé un par de veces y de inmediato pude ver los rostros de Windert y del gran duque.

<Pareces preocupado...>

La frente del gran duque estaba fruncida y habían ligeros círculos oscuros bajo sus ojos. Entonces, su mandíbula se tensó.

Aunque me pareció que era un rostro frío y desconocido, sólo pude ver que estaba preocupado por mí.

Y cuando giré la cabeza un poco más hacia los lados, pude ver telas de color rosa colgando a ambos lados.

< ¿Cama? ¿Dónde estoy?>

Estaba acostada en una cama tan grande, que aunque rodara sobre ella, podría dar fácilmente unas cinco vueltas.

—¿Está bien ahora que estás despierta?

El gran duque habló con alguien.

< ¿Está preocupado por mí...?>

El interior de mi estómago se puso caliente, como cuando me sentí enferma. Pero era diferente a tener un dolor de estómago.

Había alguien que se preocupaba por mí.

Ya no tendría que soportar la tristeza sola cuando despertara. Incluso podía ver como sus ojos reflejaban la preocupación por mí.

Todo hizo que mi corazón doliera.

< ¿Por qué me miras así si solo me has conocido por un día...?>

No sabía cómo recomponer mi expresión. Así que traté de abrir mi boca y mis ojos parpadearon.

Sentí como si me estuvieran frotando suavemente el corazón con algodón.

—Señorita, soy Baden, el médico en jefe del gran duque. ¿aún se siente enferma?

—¡Uh...cof cof! —cuando iba a responder, una tos seca salió en su lugar. El dolor de garganta hizo que mi tos se escuchara fea.

Nadie me quiere a excepción de los villanos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora